Opinión | NADA ES LO QUE PARECE
Albert Sáez

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Director de EL PERIÓDICO

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Puigdemont no es Pujol ni Junts es CiU

El líder de Junts, Carles Puigdemont, durant la roda de premsa després d’una reunió amb membres del partit, ahir a Brussel·les. | NÚRIA MARTÍNEZ / JUNTS

El líder de Junts, Carles Puigdemont, durant la roda de premsa després d’una reunió amb membres del partit, ahir a Brussel·les. | NÚRIA MARTÍNEZ / JUNTS

Hay una tendencia general, especialmente en Madrid, a identificar a Catalunya con Junts. Es una herencia de los tiempos de Jordi Pujol que decidió que su grupo parlamentario en el Congreso se llamaría Minoría Catalana y consiguió generar un marco mental en el que la parte pretende representar al todo. Esta confusión aún se mantiene hoy en los diarios, las tertulias, los lobis, los pasillos de la Carrera de San Jerónimo, y... en la Moncloa. Los damnificados directos son el PSC (en parte por propia iniciativa) y Esquerra. Y los indirectos son los ciudadanos catalanes que son identificados con quienes no les representan. 

Muchos analistas están leyendo las negociaciones de estos días como si nada hubiera cambiado y los protagonistas fueran Felipe González y Jordi Pujol. Pero, no. Junts, por desgracia para sus votantes, no gobierna ninguna institución significativa. De manera que lo que para Pujol era un rédito en una negociación no lo es para Puigdemont, por ejemplo, la estabilidad, una competencia para la Generalitat o una votación en el Parlament. En este contexto, las transacciones son otras. El apoyo de Junts al PSOE se tiene que cambiar ahora por una foto con Sánchez en Suiza o por la prolongación en el tiempo de una negociación sobre inmigración para frenar el traspaso de votos a Aliança. A Puigdemont hoy le interesa más que se hable de él que no que pasen cosas. Algo inédito en esta tradición negociadora que inventó Pujol consistente en fiar su apoyo a los gobiernos a las votaciones de los Presupuestos. Y aquí también han cambiado las cosas. Si a finales de los 80, un gobierno sin las cuentas aprobadas era un cadáver, ahora se queda como mucho en zombi. Ha cambiado el valor de lo que se toma y ha cambiado el valor de lo que se da. Así que nos quedamos año tras otro sin la principal ley que deben aprobar los parlamentos. Y si los políticos convencionales se saltan las reglas no hacen más que legitimar a los no convencionales. Mañana toma posesión Trump.

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