Opinión | Feminismo
Ana Bernal-Triviño

Ana Bernal-Triviño

Profesora de la UOC y periodista.

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De machismo, Supercopa y Trump

Nos agobiamos con nada es el resumen. Siempre somos nosotras o las que no entendemos, o las exageradas y las confundidas

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Tensa vista de confirmación de Pete Hegseth, el polémico nominado de Trump para Defensa

El futuro secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth.

El futuro secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth. / EVAN VUCCI / AP

De los creadores de “aquello no era un beso no consentido”, sino un “piquito”, nos ha llegado ahora que hacer tocamientos sin consentimiento en el culo, pecho, insinuaciones sexuales, acoso o empujones no es agresión es solo “agobio”. Así lo ha firmado la Real Federación Española de Fútbol que, aunque haya cambiado las cabezas visibles, sigue con la misma visión machista y patriarcal

La Federación sigue explicando a las mujeres qué viven. Infantilizan sus experiencias por tal de no ceder. Si hasta a sus jugadoras profesionales las llamaban “las niñas”, imaginen cómo ven al resto de mujeres. Por mucho que cambie por fuera, por dentro siguen con lo mismo. Siguen sin entender nada o, casi lo que es peor… entendiendo, pero no queriendo reconocer para no perjudicar el negocio

El motivo ya lo sabrán. Se celebraba la Supercopa de España en Arabia Saudí  y dos esposas de futbolistas del Mallorca denunciaron que padecieron todas esas situaciones violentas a la salida del estadio. La Real Federación dice que también ha sido una cosa puntual y claro, si no reconocen la diferencia entre no querer un beso y 'piquito', entre agredir y agobio; lejos les queda asumir que lo que ellos llaman “puntual” forma parte de una estructura que repite ese patrón constantemente. Una estructura donde está la propia Federación, puesto que responde desde la simpleza y la negación.

En fin, que nos agobiamos con nada es el resumen. Siempre somos nosotras o las que no entendemos, o las exageradas y las confundidas. Así llegamos hasta volver locos al mismo presidente de Estados Unidos y parte de su séquito que gobernará con él. Este próximo lunes, Donald Trump será el primer presidente del país condenado. Un delincuente que, por acceder al primer cargo del país, se ha librado de cárcel o multa por 34 delitos del caso Stormy Daniels. Se intentó comprar el silencio de la exactriz de cine porno en la recta final de las elecciones de 2016 por una relación extramatrimonial, haciéndolos pasar como gastos legales. "No tengo ni idea de quién es esta mujer. Este veredicto es una vergüenza, la continuación de la mayor caza de brujas de todos los tiempos", dijo cuando fue condenado por abuso sexual.

Lo mismo ha dicho estos días el que será su ministro de Defensa, Pete Hegseth. Se dice víctima de una campaña de desprestigio, acusado de agresión sexual, malversación y consumo desmesurado de alcohol. Y 'The New York Times' publicó un correo electrónico del año 2018 de su propia madre, donde dice: “Eres un maltratador de mujeres, esa es la fea verdad, y no respeto a ningún hombre que menosprecie, mienta, engañe, se acueste con cualquiera y utilice a las mujeres para su propio poder y ego“. La madre ahora dice que se arrepiente. 

Por muchos kilómetros que haya entre España, Estados Unidos y esa Arabia donde sacan rentabilidad a un trofeo español a pesar de todos los pesares, hay cosas que no cambian. Que ellos vayan de víctimas aún condenados, y que lo que decimos sea negado y ridiculizado. El mismo machismo en cualquier esquina del mundo.

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