Opinión | Mercado laboral
Joan López Alegre

Joan López Alegre

Periodista y exdiputado en el Parlament

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Un 'rider' prefiere 100 pedidos a 1 nómina

Luchar contra modelos de trabajo impulsados por plataformas es como pretender seguir usando velas cuando puedes tener electricidad

Un trabajador de Glovo

Un trabajador de Glovo / JORDI OTIX

La 'ley rider' es uno de los mejores ejemplos de cuán cierta es la frase de Ronald Reagan: “Las palabras más terroríficas en lengua inglesa son: 'Soy del Gobierno y aquí estoy para ayudar'”. 

Ninguno de los más de 30.000 'riders' que hay en España pidió una ley para cambiar su situación laboral, fue una idea de los sindicatos, donde no milita casi ningún repartidor, y de Yolanda Díaz. 

Las consecuencias de la intervención gubernamental han sido negativas: el abandono de Deliveroo del mercado español, el incremento de costes para las empresas, las demandas entre Just Eat y Glovo, la pérdida de valor de uno de los pocos unicornios españoles y la reducción de ingresos de los 'riders' laboralizados que, ahora para ganarse la vida, o bien se ven obligados a cometer fraude para trabajar con varias aplicaciones a la vez o deben resignarse a perder ingresos.

La ley no ha provocado una reducción de 'riders'. Luchar contra modelos de trabajo impulsados por plataformas es como pretender seguir usando velas cuando puedes tener electricidad, pero no solo afecta a las plataformas y sus colaboradores, sino que perjudica a un sector estratégico de nuestra economía como es la restauración. Según 'Restauración News', las ventas “para llevar” han alcanzado el año pasado el 22%. Hoy los pequeños establecimientos tienen más oportunidades de sobrevivir gracias a los encargos que reciben sin tener que ocupar una mesa en su establecimiento.  

Recientemente, un 'rider' hizo sus cuentas y las contó en TikTok: explicó que gana brutos 547,2 euros a la semana, pero descontando impuestos la cosa se le queda en 317 euros. En resumen, el Gobierno se lleva el 42% de su esfuerzo, simplemente es un atraco

Si el Gobierno quisiera ayudar, de verdad, a un 'rider', lo tendría fácil. No es necesario regular de tal forma que se marchen las empresas y los repartidores pierdan oportunidades, con bajarles la cuota de autónomos y dejarla en una cantidad simbólica o a cero sería más que suficiente. 

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