Las victorias (en silencio) de Barcelona

Dice el aforismo que hay verdades, mentiras y estadísticas. La Barcelona deprimida se pasa el día buscando estadísticas que jusitifiquen su propia decadencia. Cualquier día se escandalizarán porque Madrid supera a Barcelona en los índices de falta de humedad. La realidad es otra. Y mucho más compleja. Barcelona ha recuperado el tono. Ahora le falta encontrar el rumbo. Tiene ante sí la posibilidad de constituir la gran zona metropolitana del sur de Europa con un mix económico basado en el turismo, la industria digital y los servicios. Para ello necesita que se acelere la inversión en determinadas infraestructuras, desatascar el colapso de la vivienda y mejorar la seguridad jurídica para los inversores. Pero tiene esa oportunidad de liderar porque también tiene un grado razonable de cohesión social y porque está recuperando calidad de vida gracias a una lucha racional contra los efectos del cambio climático. La última noticia sobre la mejora por segundo año consecutivo de la calidad del aire merece la portada que le dimos el viernes en la edición de papel porque consolida un cambio de tendencia pese a la miopía de algunos que no han sabido ver la importancia que tiene hoy el componente medioambiental en el desarrollo económico.

Hay gente en Barcelona que se pasa el día midiendo la temperatura actual con termómetros de principios del siglo XX. Son los que están deslumbrados con Madrid, capital de Venezuela, y con Málaga, punta de lanza de la nueva Andalucía. Son los que no se dan cuenta, por ejemplo, de los espectaculares resultados del teatro en Barcelona, liderados por la empresa privada. Son los que no leen cada día nuestra sección 'Barcelona, protagonista' en la que desfilan los personajes, las empresas y las instituciones más dinámicas de la ciudad metropolitana. Barcelona empieza a acumular victorias en suficientes batallas para confiar en que puede ganar la guerra que, al fin y al cabo, es una guerra contrra sí misma

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