Opinión | Nuestro mundo es el mundo
Joan Tapia

Joan Tapia

Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Europa: la enfermedad interna

Madrid debe tomar nota. Lo que está pasando en Austria indica que la incapacidad de pactos entre los partidos centrales y europeístas beneficia a la extrema derecha y amenaza con llevarla al poder

Musk consuma su desafío en Alemania con un chat con la ultra Weidel sobre el "comunista" Hitler

¿Qué está pasando en Austria? ¿Por qué ha fracasado el cordón sanitario contra la ultraderecha y qué escenarios se abren ahora?

El president austríac Alexander van der Bellen (esquerra) amb l’ultra Herbert Kickl, ahir. |  JOE KLAMAR / AFP

El president austríac Alexander van der Bellen (esquerra) amb l’ultra Herbert Kickl, ahir. | JOE KLAMAR / AFP

Los mensajes nacionalistas de Donald Trump -Groenlandia, Canadá…- y las incursiones de Elon Musk en la política de algunos países han alarmado a las capitales europeas. Cuando Trump dice que no puede excluir el uso de la fuerza en Groenlandia está cuestionando el principio -sagrado desde 1945- de la inviolabilidad de las fronteras. ¿Avala lo de Putin con Ucrania? Y Europa se estremece cuando Musk -el hombre más rico del mundo, dueño de la red X y amigo de Trump- insiste en que la solución es que la extrema derecha de la AfD gane las elecciones alemanas de febrero.

Como ha dicho Friedrich Merz, el candidato de la conservadora CDU, es una gran e inusitada interferencia en la política alemana. Macron, Sánchez y, hasta el 'Financial Times', alertan de que Musk promociona una internacional reaccionaria. Casi seguro que con el visto bueno de Trump. Pero el gran drama europeo -causa del ascenso de la extrema derecha- es la incapacidad de los partidos europeístas (desde la derecha conservadora a los socialistas) para mantener -desde la gran crisis económica del 2008- sus electorados y para lograr, pese a sus diferencias, pactos para poder gobernar desde la centralidad democrática.

Habrá que ver lo que pasa en las elecciones de febrero, pero no creo que sea el caso de Alemania donde, pese al ascenso de la extrema derecha, lo más probable es que -no sin dificultades- se vuelva a otra coalición de la CDU y el SPD. O, como alternativa, de la CDU con los verdes, por primera vez a nivel federal, pero que ya gobiernan juntos en relevantes länder como Baden-Wurtemberg.

Lo que está pasando Austria sí que es un claro ejemplo de la enfermedad interna europea. Como consecuencia de la erosión de los partidos centrales, las elecciones del pasado septiembre las ganó, por primera vez, la extrema derecha del FPÖ con un 28,8% de los votos, seguido del OPV (PP austriaco) con un 26,3% y los socialdemócratas (21,1%). Resultado muy preocupante, pero el presidente Alexander Van der Bellen (80 años y progresista) encargó formar gobierno al PP, el segundo partido, porque ninguno quería apoya al líder del FPÖ, Herbert Kickl, a la derecha de la extrema derecha, amigo de Putin y Orbán y que dice que hay un plan de las 'élites' para sustituir a la población europea blanca por inmigrantes de otras latitudes.

El remedio parecía, pues, otra trabajosa coalición de populares y socialistas que, con el apoyo de los liberales (9%), tendrían amplia mayoría. Pero tras tres meses de negociaciones, populares y socialistas no han logrado un acuerdo y el candidato del PP ha dimitido, acusando a los socialistas de sectarismo. El nuevo líder conservador se ha mostrado dispuesto a una coalición con la extrema derecha. Y van der Bellen ha tenido que encargar formar gobierno al extremista Kickl. No se sabe cómo acabarán estas negociaciones, pero su fracaso podría ser lo peor, porque las encuestas dicen que el FPÖ subiría del 28,8% de septiembre al 36%, mientras que los populares bajarían un 5%. De Guatemala a Guatepeor: un gobierno presidido por la extrema derecha o nuevas elecciones con el FPÖ de Kickl al alza.

Austria no es excepción. En Francia, el presidente Macron, que ha cometido graves errores, no ha logrado con Bayrou una mayoría parlamentaria. La extrema derecha de Le Pen y el Nuevo Frente Popular ya hicieron caer al anterior gobierno y pueden repetirlo. Los conservadores exigen endurecer la inmigración y los socialistas subir impuestos. No se tragan y los extremos se aprovechan.

¿España? Vox tiene hoy menos peso, pero ya es el tercer partido y sube en las encuestas. El PSOE ha optado por gobernar mirando a la izquierda y sin mayoría sólida y el objetivo del PP es derribar a Sánchez, al que acusan de todos los males. Sin otra perspectiva que un gobierno PP-Vox.

El vicecanciller y líder ecologista alemán, Robert Habeck, avisa que lo que pasa en Austria es el ejemplo de lo que no hay que hacer. Pero el mal interno europeo, la incapacidad de los partidos europeístas para lograr hoy los consensos mínimos que permitieron la Unión Europea, está ahí. Y los que sacan tajada son Kickl, Marine Le Pen y Abascal. Sánchez y Feijóo van ninguneándose e insultándose. Lo de Austria y Francia -y las encuestas- indican a quien favorecen.  

Suscríbete para seguir leyendo