Opinión | Agentes de proximidad
Joan López Alegre

Joan López Alegre

Periodista y exdiputado en el Parlament

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La policía local, el hermano pobre de los uniformados

Los cambios normativos deben blindar a los pequeños municipios, para evitar que estos formen a agentes que luego ejerzan en otras localidades

Parlon propone "revisar" los convenios entre Mossos y policías locales para evitar ocupaciones vinculadas a la marihuana

Dos agents de la Guàrdia Urbana amb un detingut.  | JORDI OTIX

Dos agents de la Guàrdia Urbana amb un detingut. | JORDI OTIX

La propuesta de la consellera Parlon de equiparar servicios y funciones de las policías locales parte, sin duda, de su experiencia como alcaldesa. Las policías municipales, a día de hoy, son el hermano pobre de los cuerpos uniformados desplegados en Catalunya a pesar de ser, casi siempre, los primeros en llegar a un lugar de conflicto y los que tienen un contacto más directo con la población.

Un policía municipal catalán gana menos que su homólogo en Castilla La Mancha, Andalucía, Canarias, Aragón, Madrid, País Vasco o Ceuta y, de media, percibe 1.000 euros menos que un Mosso de Esquadra. Pero, más allá de la retribución salarial, la diferencia de recursos y material, en especial cuando hablamos de los agentes del 50% de municipios en los que la policía local tiene menos de 20 efectivos, es abismal.

Poco más de 11.500 efectivos desplegados en 217 municipios tienen que atender la friolera de casi 20 millones de consultas anuales y 105.920 delitos. La policía local es, muchas veces, poco visible, debido a las labores que tiene que hacer de policía judicial y la infinidad de tareas administrativas que les dejan varados en los despachos, sin patrullar ni pisar la calle.

Con la ley en la mano, solo 129 municipios catalanes están obligados a contar con policía local pero otras 98 localidades menores de 10.000 habitantes han hecho el esfuerzo de dotarse de este cuerpo para servir a sus vecinos y ahora ven cómo les faltan recursos para poder desarrollar su actividad.

Los municipios más pequeños disponen de menos recursos y material más precario. Los grandes, tienen plantillas que deben hacer frente a situaciones de conflictividad creciente, como el cultivo y tráfico de marihuana o la okupación, para lo que se han tenido que formar sobre la marcha, abandonando otros servicios que les eran propios, como el control del tráfico.

Para más 'inri', los ajustes presupuestarios municipales han llevado a la falta de efectivos, debido a las pocas convocatorias y la consecuencia de todo ello ha sido una competencia insana entre municipios, en la que casi siempre el municipio más poblado 'ficha' a policías de municipios pequeños. Al igual que una pyme no puede competir con una multinacional ni en sueldo ni en condiciones laborales, un municipio de 12.000 habitantes no puede igualar la oferta salarial de uno de 125.000.

Los cambios normativos deben blindar a los pequeños municipios, para evitar que estos formen a agentes que luego ejerzan en otros municipios y la única vía es ofrecer carreras profesionales viables a los policías sin tener que moverse a grandes municipios cercanos.

El insuficiente número de agentes de los Mossos, que intenta ser paliado con la convocatoria de 900 plazas para este año, incrementa la presión sobre las policías locales. Las noticias sobre los elevados porcentajes de bajas laborales en los cuerpos de policía local en muchísimos municipios ponen de manifiesto que este es un colectivo precarizado, estresado e insatisfecho, que merece atención y reconocimiento.

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