Opinión | Editorial
Editorial

Editorial

Los editoriales están elaborados por el equipo de Opinión de El Periódico y la dirección editorial

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Conmemorar la democracia desde la unidad

Se puede discutir cuál es el momento para celebrar el fin de la dictadura, pero no puede ser un campo de batalla

Sánchez clama contra el regreso del fascismo en el 50 aniversario de la muerte de Franco: "Puede volver a ocurrir"

Un 'escape room', una serie y 30 lugares de memoria: el plan del Gobierno para el 50 aniversario de la muerte de Franco

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y las vicepresidentas primera, María Jesús Montero (i) y segunda, Yolanda Díaz, durante el primer acto por el 50 aniversario de la muerte de Franco.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y las vicepresidentas primera, María Jesús Montero (i) y segunda, Yolanda Díaz, durante el primer acto por el 50 aniversario de la muerte de Franco. / JUANJO MARTIN / EFE

El próximo 20 de noviembre se cumplirán 50 años de la muerte de Franco y con ocasión de esta efeméride el Gobierno ha decido impulsar un conjunto de acciones conmemorativas bajo el lema 'España en libertad'. Estas incluirán un amplio repertorio de formatos, desde los más clásicos como cursos, coloquios y congresos temáticos en distintas universidades, muestras artísticas, exposiciones, actuaciones musicales, teatrales y de danza, publicaciones, ciclos temáticos en la Filmoteca Nacional y hasta una serie documental en RTVE, que se titulará 'La conquista de la democracia', hasta los más innovadores, como un 'escape room' itinerante, juegos y apps, concursos y cómics.

El objetivo de todo ello, como se desprende de la intervención del presidente del Gobierno en el acto inaugural, es celebrar la transformación económica, social, institucional y política que ha experimentado España desde 1975, rendir homenaje a las personas, colectivos e instituciones que lo hicieron posible, así como transmitir a las generaciones más jóvenes, precisamente las que parecen ser cada vez más permeables a las pulsiones autoritarias, la importancia de vivir en democracia

Y la verdad es que poco se puede discutir acerca de la bondad y la idoneidad de estos objetivos, a menos que se sea un nostálgico del franquismo o se esté muy desinformado acerca de la naturaleza de ese régimen. Pero lo cierto es que el lanzamiento de la iniciativa gubernamental ha estado rodeado de polémica. Por un lado, por las ausencias, empezando por la del Rey, que ha alegado problemas de agenda –a la misma hora recibía las credenciales de los nuevos embajadores en España– pero que ya ha mostrado su predisposición a participar en otros actos. Pero también la de algunos partidos que dieron apoyo a la investidura, como Podemos, Junts, Bildu o el Bloque Nacionalista Galego, además de la patronal CEOE. 

Y por otro, porque el proyecto no ha sido capaz de suscitar consensos sino más bien todo lo contrario, ha ahondado en las diferencias entre el Gobierno y los partidos de la oposición, en particular con el PP, que se ha desmarcado de todas las celebraciones por considerarlas una treta gubernamental para desviar la atención mediática de los asuntos de presunta corrupción que le acechan y por discrepancias, tanto en la forma como en el fondo. Algo que de manera contundente han expresado diversos dirigentes populares y algunos intelectuales a través de un manifiesto, en el que se afirma que celebrar la muerte de Franco tiene un planteamiento guerracivilista y se hace una llamada a boicotear las conmemoraciones.  

Se puede discutir cuál es el momento propicio para celebrar el fin de la dictadura y el inicio de la democracia en España. Unos ven apropiada la decisión del Gobierno de conmemorar la muerte de Franco, otros preferirían festejar la aprobación de la ley para la Reforma Política, otros las elecciones de 1977 y otros la aprobación de la Constitución de 1978 y todos esos momentos son buenos para recordar, en especial a las generaciones más jóvenes, que la democracia es un logro a preservar y que no puede darse por descontada. Pero lo que en ningún caso debería servir la celebración de la democracia es, como está sucediendo, para levantar trincheras políticas y convertirla en un campo de batalla