Opinión | Apunte

Agustí Sala

Agustí Sala

Redactor jefe de Economía

Villancicos para Puigdemont

Trabajo cierra con los sindicatos un acuerdo para reducir la jornada a 37,5 horas a lo largo de 2025

Carles Puigdemont i Pepe Álvarez, ahir a Waterloo. | GONZALO GARCÍA MORENO / EFE

Carles Puigdemont i Pepe Álvarez, ahir a Waterloo. | GONZALO GARCÍA MORENO / EFE

En la clasificación de las preocupaciones de los empresarios la reducción de la jornada laboral destaca. En muchos casos, no se trata de oponerse por oponerse, ya que hay numerosos convenios colectivos que ya la contemplan, sino de alertar sobre los efectos de fijarla de forma general, para todos los sectores y por ley.

Es cierto que la patronal no lo ha puesto fácil o no ha querido formar parte de la negociación, pero quizás es demasiado osado lanzarse a legislar sin tenerles en cuenta y romper con la tradición del diálogo social entre dos partes y una tercera que ejerce de árbitro. Es por ello que el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, habla de "dos almas" en el Gobierno de coalición: la que encarna el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, partidario de ser flexible; y la de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, partidaria de tirar por la calle de en medio, como se ha visto y cruzar los dedos para que lo apruebe un Congreso imprevisible.

Por su parte, la otra gran patronal catalana, Pimec, reclama flexibilidad, en la línea de los mensajes que ha lanzado Cuerpo. El presidente de esta organización, Antoni Cañete, se muestra más abierto a aceptar una regulación con excepciones o gradualidad y teniendo en cuenta las especificidades de las pymes y sectores.

El Ejecutivo debe tener paciencia, sin pisar en exceso el acelerador para evitar un accidente, suficiente polarización y crispación existe en la escena política. En este contexto, todos, incluidos los sindicatos, como UGT, pero por motivos contrarios de los que defienden las patronales, flirtean con la misma fuerza política: Junts, cuyos 7 votos en el Congreso se han convertido en el objeto de deseo de unos y otros, incluido el PP, para conseguir aprobar normas y regulaciones.

El 'expresident' Carles Puigdemont en un clima de creciente presión para resucitar el alma convergente, tendrá que instaurar un sistema de citas previas ya que muchos estarán dispuestos a acudir en romería estas navidades a Waterloo para cantarle unos villancicos para ablandarlo.

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