Opinión | NADA ES LO QUE PARECE

Albert Sáez

Albert Sáez

Director de EL PERIÓDICO

¿Quién sufre más: Sánchez o Feijóo?

El president del Govern, Pedro Sánchez, durant la seva intervenció en la sessió de control a l’Executiu, ahir. | MARISCAL / EFE

El president del Govern, Pedro Sánchez, durant la seva intervenció en la sessió de control a l’Executiu, ahir. | MARISCAL / EFE

 “¡Mueva el culo!”, a medio camino entre Sálvame de Luxe y el Parlamento de Corea del Sur. Así acabó este miércoles la intervención de Junts en la sesión de control del presidente del Gobierno. La del líder de la oposición no acabó mucho mejor: “esta Navidad en su mesa se sentarán dos imputados”. “Será porque el PP juega con las cartas marcadas del apoyo de algunos jueces”, resumió el presidente. Un gran nivel como ven. En La Moncloa están tranquilos. Hay que dejar pasar las navidades. Los encuentros con Junts en Ginebra van bienCuesta aterrizar en el BOE lo que allí se habla. O cuesta que algunos entiendan lo que acuerdan. Y dejen de confundir la ignorancia con el engaño. Es cuestión de tiempo. Por ahora, a pesar de los ojitos de Feijóo a Nogueras, no ven capaz a Puigdemont de dar el paso. “La mayoría de sus votantes quieren a Sánchez en la Moncloa” aseguran los fontaneros del presidente. A comer los mantecados y luego ya veremos.

Pero los aliados parlamentarios no le han salido revoltosos solo a Sánchez. Las autonomías en las que el PP necesita a Vox tampoco son una balsa de aceite. El método Prohens se demuestra, por ahora, más efectivo que el de Mazón. Exigir antes que suplicar, pero para eso hay que dejarse puertas entreabiertas con el PSOE. Así que las trincheras madrileñas han entrado en otro “y tú más”, cuando se trata de debatir quién puede garantizar mejor la estabilidad. Los extremos son siempre inestables y la falta ni siquiera de concordia entre PP y PSOE sube el precio de los apoyos de Vox, de Junts, de Esquerra, de Bildu o del PNV. Antes, a los que sufrían innecesariamente se les llamaba masoquistas, ahora son resilientes. Tamaño despropósito convierte los miércoles en el Congreso en un parvulario. Eso sí, en nombre de la soberanía nacional, que suena como una cosa de mayores. Tanto asesor no puede ser bueno y tanta jugada audaz no hace más que envilecer a la política. 

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