Opinión | ASUNTOS PROPIOS
Núria Navarro

Núria Navarro

Periodista

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Patricia Gualinga, activista climática de la Amazonía: "El negacionista sentirá un día que su cuerpo enferma"

La líder indigenista logró, junto a su comunidad, expulsar del territorio kichwa a una petrolera argentina

El CCCB reivindica la Amazonia, el corazón del mundo donde se juega el futuro del planeta

La Tierra sufre un auge sin precedentes de extremos climáticos

Patricia Gualinga, líder indigenista de la Amazonía, en el CCCB.

Patricia Gualinga, líder indigenista de la Amazonía, en el CCCB. / JORDI COTRINA

Esta líder de la etnia kichwa recibió en 2022 el Premio Olof Palme por la defensa de la naturaleza y de los pueblos indígenas. Hasta el punto de expulsar a una petrolera de Sarayaku, su territorio, formado en un 95% por bosque primarioPatricia Gualinga, invitada por el CCCB a propósito de la exposición 'Amazonias. El futuro ancestral', lucha por mantener el 'sumak kawsay' (vida en armonía), asegurar la continuidad del 'kawsak sacha' (selva viviente) y empoderar a sus "hermanas" a través del movimiento Mujeres Amazónicas Defensoras de la Selva.

Es hija de chamán, el que conversa con la naturaleza. ¿Una influencia poderosa?

Nos animó a descubrir el entorno. Cuando teníamos miedo, nos decía: "Conecta tus pies al suelo y tu cabeza, al cielo. Vas a generar la totalidad y tu miedo desaparecerá". Crecí en el respeto a los derechos de la naturaleza.

"En el río no nos bañábamos con jabón, porque sentíamos la reacción inmediata del entorno"

¿Qué tipo de derechos?

Sabíamos que no nos podíamos bañar en el río con jabón u otra cosa química porque sentías la reacción inmediata del entorno. No golpeábamos los árboles con el machete, porque no solo lo sienten, sino que afecta a nuestra propia energía. Cuando íbamos a las lagunas sagradas no hacíamos ruido, porque podíamos indisponer a otros habitantes. El bosque te da de comer, pero no te puedes exceder en la caza o la pesca. Hay que tomar de él solo lo que necesitas.

Sin embargo, se fue a Quito.

Aprendí rápido a leer y escribir, pero al terminar el sexto grado no había centro escolar. Una profesora de la ciudad me convenció de que podía seguir en un internado de Quito. Tenía 12 años. Nunca había salido de Sarayaku. Me afectó la altura y el frío. Hablaba mal el castellano. No me aceptaron en el internado y me pusieron con una familia, a cambio de ayuda doméstica. Quise volver donde mis padres, pero no sabía el camino.

Suena desolador.

Lo peor fue sufrir el acoso sexual por parte del señor de la casa. Me declaré en huelga de hambre y en el colegio, que era religioso, me propuso ser monja. Un día antes de ingresar en el convento, llegó mi madre al rescate. Me concentré en estudiar y trabajar, hasta que la ministra de Turismo Rocío Vázquez me pidió que me hiciera cargo de toda la región amazónica. En tres años, aprendí cómo funcionaban las estructuras de Estado y la importancia de los medios de comunicación. Cuando mi pueblo me pidió apoyo, a finales del 2002, renuncié al ministerio.

"Sin el consentimiento del pueblo de Sarayaku, la petrolera, custodiada por el Ejército, sembró el territorio de explosivos"

¿Qué ocurría en su pueblo?

El Gobierno ecuatoriano entregó en 1996 una concesión de explotación a la petrolera argentina CGC, en cuyo accionariado había empresas francesas y de EEUU. Sin el consentimiento del pueblo de Sarayaku, y custodiada por el Ejército, empezó a sembrar el territorio de explosivos. Ante las protestas, nos amenazaron de muerte. Interpusieron 19 demandas contra los dirigentes. Dijeron que teníamos conexión con terroristas europeos y con Colombia. Mucha gente de otras comunidades se pusieron en nuestra contra. 

Tenían las de perder.

En 2004 solo había una última posibilidad: lograr medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En algún momento, un ministro dijo que la Comisión no mandaba en Ecuador. La frase fue grabada y la enviamos a la Organización de los Estados Americanos (OEA). La desesperación era total. Al cabo de siete años, tuvimos la primera audiencia del juicio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El Gobierno de Ecuador pidió a la Corte que visitara la zona para verificar que no había cometido violaciones de derechos y vinieron. Lo convertimos en algo mediático. Un mes después fallaron a nuestro favor.

"Nos consideramos descendientes de los jaguares. No nos dejamos dominar fácilmente"

Un pueblo bravo el suyo.

Nos consideramos descendientes de los jaguares. Un jaguar no se deja dominar fácilmente. Pero, por mucho que nos cuidemos y hayamos logrado una victoria, si talan árboles en Brasil, sufrimos el desequilibrio nosotros.

¿Qué le dice al negacionista del cambio climático?

Que están equivocados. Se han desconectado de la naturaleza y sin la naturaleza no hay vida. No podrá tener salud, ni agua, ni aire limpio. No va a haber equilibrio. Nosotros ya vemos las consecuencias. Hay sequías, los ríos mueren, cae granizo, cuando no estamos acostumbrados al frío; hay plantas que no quieren crecer, los peces no suben como antes. Hay que tomar decisiones como sociedad.

"Hay que tomar decisiones. Sarayaku ha dicho no a la minería, a las petroleras, a construir carreteras"

¿Por ejemplo?

Sarayaku decidió que nada de minería, nada de petroleras, nada de carreteras. La carretera es la vía por donde entra la destrucción. Pero, sin olvidar que estamos conectados, no se puede pedir a una sociedad como la española lo mismo que en la Amazonía. Aquí pueden analizar quienes son los accionistas de las empresas extractivas.

En las cumbres del clima no tienen voz.

Creen que los pueblos indígenas no tenemos nada que ofrecer. Esa forma de creerse superiores nos está llevando a la crisis planetaria. Las cumbres se han vuelto espacios de negocio y de mercado. Tratan de ver cómo generar recursos económicos de la crisis. En algún momento sentirán que su cuerpo enferma y la única cura será la naturaleza. Ella no les va a reprochar, los va a acoger. 

Suscríbete para seguir leyendo