Opinión | Feminismo
Maria Eugènia Gay

Maria Eugènia Gay

Teniente de alcaldía de Derechos Sociales, Cultura, Educación y Ciclos de Vida del Ayuntamiento de Barcelona

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Erradicación de la violencia machista: una obligación legal y un imperativo ético

Es urgente redoblar los esfuerzos y avanzar en la implementación de políticas más efectivas, puesto que la inacción frente a esta realidad tiene consecuencias devastadoras

La Eurocámara aprueba la primera ley europea contra la violencia machista sin incluir el delito de violación

Una mujer sostiene una pancarta contra la violencia contra las mujeres en una manifestación. VIOLENCIA DE GENERO. MACHISTA. PROTESTA

Una mujer sostiene una pancarta contra la violencia contra las mujeres en una manifestación. VIOLENCIA DE GENERO. MACHISTA. PROTESTA / LOC

El Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se conmemora este año coincidiendo con el décimo aniversario de la adhesión de España al Convenio de Estambul, el primer tratado internacional vinculante que conminaba a los estados al impulso legislativo y social en la lucha contra un mal endémico que atenta directamente contra los más fundamentales Derechos Humanos: la vida y la dignidad. Para dar cumplimiento al espíritu de esa norma, España respondió adaptando y consolidando la ley integral contra la violencia de género de 2004, un modelo pionero basado en la prevención, la protección, la recuperación de la víctima y la persecución del delito. En consonancia, se amplió el concepto de violencia machista a las mujeres sometidas a la esclavitud de la trata, la explotación, el acoso y la agresión sexual, así como a aquellas que sufrieran mutilación genital y matrimonio y esterilizaciones forzosas.

Una década después de ese acuerdo, aun a pesar de los esfuerzos, las cifras oficiales, que comenzaron a registrarse en 2003, son escalofriantes: 1.285 mujeres han sido asesinadas por violencia machista, 40 de ellas este año. A ello debemos sumarle los miles de denuncias por maltrato y agresiones, que revelan la urgencia de reforzar las medidas adoptadas y avanzar hacia un todavía necesario cambio social.

En este contexto, la nueva directiva europea para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, aprobada por el Parlamento Europeo en abril de 2024, y que España debe trasponer, representa una oportunidad clave, ya que introduce medidas innovadoras que amplían las perspectivas de amparo y anticipación. En este sentido, incorpora el reconocimiento de la violencia digital como una amenaza emergente, la definición de la violencia económica como una modalidad específica de agresión y la consideración de la violencia vicaria, que en la actualidad supone una de las más desgarradoras formas de violencia contra las mujeres y sus hijos e hijas.

La normativa busca, también, una armonización entre los estados miembros para mejorar la persecución de estos delitos y garantizar una respuesta uniforme, especialmente ante las nuevas formas de maltrato surgidas en paralelo al progreso tecnológico, como son el ciberacoso o la difusión no consentida de contenidos íntimos, prácticas que representan nuevas maneras de control y agresión que amplifican el daño psicológico y social a las víctimas.

Así pues, su implementación con agilidad y eficacia es fundamental, como también lo es avanzar hacia una transformación cultural que derribe las bases patriarcales que perpetúan esta dinámica opresiva. Es prioritario centrarse en la prevención, la detección temprana y la protección integral, lo que requiere un enfoque conjunto que involucre a instituciones y a la ciudadanía.

Ante este desafío, el ayuntamiento de Barcelona centra su campaña en las agresiones machistas en espacios públicos. Bajo el lema “No estás sola. Estás en Barcelona” busca transmitir un mensaje de unidad y fortaleza, visibilizando las redes de apoyo y los recursos disponibles para las víctimas.

Debemos actuar con contundencia y en colaboración con los diferentes operadores jurídicos y sociales, pues estamos ante una realidad cada vez más apremiante: el 79,3% de las mujeres en Catalunya han sufrido violencia de género en algún momento de sus vidas, según el Departament d’Interior de la Generalitat.

Estos datos evidencian la urgencia de redoblar los esfuerzos y avanzar en la implementación de políticas más efectivas, puesto que la inacción frente a esta realidad tiene consecuencias devastadoras: la pérdida de la vida de mujeres, niñas y niños, así como el profundo sufrimiento y las irreparables secuelas para sus familias.

En este 25N reafirmamos, una vez más, nuestro compromiso inquebrantable de construir una sociedad libre de violencias, donde ser mujer no implique vulnerabilidad ni restricción alguna y donde cada vida sea respetada y protegida con la dignidad que le corresponde. La eliminación absoluta de la violencia de género no es solo una obligación legal, sino una necesidad ética y humana que debe inspirar y guiar cada una de nuestras acciones, protegida con la dignidad que le corresponde. La eliminación absoluta de la violencia de género no es solo una obligación legal, sino una necesidad ética y humana que debe inspirar y guiar cada una de nuestras acciones.

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