Opinión | DANA

Agnès Marquès

Agnès Marquès

Periodista

Que lo de mandar iba en serio

DIRECTO | Última hora de la DANA en Valencia, Catalunya y resto de España

¿Por qué se reaccionó tarde a la DANA? ¿Quién tenía que activar las medidas? Los fallos del sistema de emergencias

Situación en Valencia tras las inundaciones causadas por la DANA

Situación en Valencia tras las inundaciones causadas por la DANA / EFE / Ana Escobar

Se ha escrito casi todo sobre València. El miedo, la tristeza, las ganas de llorar, la incomprensión y la rabia. Se ha escrito todo y lo escribiremos más veces. La solidaridad. El pueblo. Las ganas de ayudar. La incompetencia.

A la hora de escribir el artículo sigue subiendo la cifra de fallecidos y sigue siendo una incógnita el número real de desaparecidos. Quizá no tengan una cifra exacta, pero no es una incógnita. Manejan el dato internamente porque publicarlo sería insoportable. Y un riesgo, porque de la indignación es sobre lo que se va a escribir también.

La predictibilidad de la Dana, la relación de nuestros administradores con las alertas, el cambio de chip necesario en cuanto al clima y sus amenazas, el cambio de chip necesario en cuanto al modelo que construye en zonas inundables, ese modelo que ignora que habitamos una naturaleza que siempre se impondrá a un dique, esos políticos de foto y tuit que acaban de comprender que lo de mandar iba en serio deberan asumir sus responsabilidades, esos líderes incapaces de comunicar, organizar, advertir, tomarse la vida de la gente en serio.

Suspenso en comunicar el peligro y suspenso en gestión de crisis. Va a venir, ya ha asomado la cabeza, el suspenso en dignidad política. El ririfarre partidista en medio del lodazal. Ambas administraciones, central y autonómica, son Estado y aunque sean gobernadas por partidos diferentes una es extensión de la otra y viceversa.

Cuatro días después se sigue discutiendo quien debe coger el mando de la gestión, si un gobierno u otro. Si una pide ayuda o la otra actúa por defecto. Nos es absolutamente igual, ¡actúen! Mientras tanto en algunas zonas inundadas los alcaldes, la última extensión de la administración, organizan y ayudan a vecinos. Lo han visto los medios y los voluntarios que han llegado antes que la ayuda oficial. No es África, es València. La historia hablará de lo que no hicieron en los mismos términos.

Lo que vendrá. Además del luto, la lenta recuperación, la imponente percepción de la fragilidad humana, una brecha política insoportable entre los dos partidos de gobierno y, de nuevo, más aún, la desconfianza (hoy lógica) en la clase política que aprovecharán los que siempre lo saben todo (pero nunca deciden nada). Que lo de mandar iba en serio unos lo empiezan a comprender demasiado tarde.  

Suscríbete para seguir leyendo