Opinión | La espiral de la libreta
Olga Merino

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Periodista y escritora

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Prensa, democracia y credibilidad

‘The Washington Post’ rompe la tradición al no pedir el voto por la candidata demócrata. Jeff Bezos, propietario del diario y de Amazon, teme las represalias de Trump

Alud de bajas de suscriptores en el 'Washington Post' tras su decisión de no apoyar a ningún candidato presidencial de EEUU

'Terremoto' en The Washington Post por la decisión de Bezos de no respaldar a Kamala Harris

Jeff Bezos, el dueño de Amazon y propietario del Washington Post.

Jeff Bezos, el dueño de Amazon y propietario del Washington Post.

«No le digas a mi madre que soy periodista; prefiero que siga creyendo que trabajo de pianista en un burdel». El oficio, en otro tiempo moldeado por la noche y las relaciones turbias, constituía una de las profesiones ‘malditas’ que englobaba la categoría de las tres pes —puta, policía, periodista— y ha ido perdiendo credibilidad por el camino, sobre todo desde que la irrupción de internet agostó el maná de la publicidad. Hace 20 o 30 años, si querías alquilar un piso o comprarte un coche de segunda mano, comprabas la prensa los domingos; ahora, en cambio, husmeas gratis en los portales Idealista o Wallapop. Hoy no existe diario que resista sin un empresario poderoso detrás.

Si aquí, en casa, todas las cabeceras arriman el ascua a su sardina ideológica o económica —algunas con mucha más elegancia que otras—, la proximidad de las elecciones ha incendiado el asunto en Estados Unidos. ‘The Washington Post’, tótem de la prensa independiente, ha perdido 250.000 suscriptores digitales en los últimos días tras la negativa de la empresa a respaldar explícitamente a la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, una costumbre, la del ‘endorsement’ (apoyo), que el rotativo venía manteniendo al menos desde 1976, cuando pidió el voto para Jimmy Carter (contra el republicano Gerald Ford). Los míticos reporteros Bob Woodward y Carl Bernstein, quienes destaparon el ‘escándalo Watergate’ desde la cabecera del ‘Post’, han puesto el grito en el cielo. Tampoco ha querido mojarse ‘Los Angeles Times’, otro diario progresista. ¿La razón? El miedo.

El dueño del ‘Post’, Jeff Bezos, es el fundador de Amazon, compañía que ya perdió un lucrativo contrato con el Gobierno porque Trump estaba descontento con el tratamiento que le dispensaba el rotativo en su anterior mandato. Bezos compró el diario en 2013, salvándolo del hundimiento, porque lo consideraba uno de los pilares de la democracia norteamericana. Comparado con Amazon u otros negocios, el ‘Post’ representa apenas calderilla, monedas de cobre, por lo que se entiende que quien pone la pasta quiera velar por sus intereses. Bezos también tiene mucho invertido en su empresa de transporte aeroespacial Blue Origin, en feroz competencia con SpaceX, fundada por el magnate Elon Musk (Twitter / X Corp.). A ninguno de los dos les interesa enemistarse con el candidato republicano. Además, Musk fabrica coches eléctricos (Tesla), que desagradan a Trump y a su agenda contra el cambio climático; de ahí la idea de sortear un millón de dólares: si te registras y votas por el del pelo naranja, entras en la rifa. El omnímodo poder de las tecnológicas.

No es solo eso. Los expertos detectan en la prensa norteamericana cierta tendencia a ‘blanquear’ a Trump; en un mitin en Wisconsin, el mes pasado, despotricó contra los inmigrantes ilegales, diciendo: «Entrarán en tu cocina y te cortarán el cuello». El ‘Post’ no recogió la frase y ‘The New York Times’ escribió simplemente que los había «vilipendiado». Qué difícil navegar esta época nuestra, en que la desinformación amenaza la democracia.   

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