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Albert Sáez

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Director de EL PERIÓDICO

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¿Solo Cepsa entiende lo que pasa?

Los momentos más impactantes que dejo el martes la DANA

Los momentos más impactantes que dejo el martes la DANA / LEVANTE-EMV

Ha vuelto a pasar. Mientras decenas de personas esperan ser enterradas tras el paso de la DANA por las comarcas valencianas otros tantos siguen desaparecidos, la clase política suspende simbólicamente los plenos y las reuniones de trabajo para lanzarse a la polémica por el reparto de responsabilidades en lo acontecido. Y no pararán hasta que, como ocurrió en el 11-M, una víctima, en aquel caso Pilar Manjón, les requiera por intentar hacer negocio electoral con el dolor de los afectados. La maquinaria monclovita se lanzó inmediatamente a la yugular de Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, para culparle de lo ocurrido en base al lapso de tiempo que transcurrió entre la alerta de la AEMET y la comunicación a los ciudadanos para que se confinaran. Doce horas, Una eternidad. Mazón no es una víctima del todo inocente. Paga ahora su ejercicio de populismo al acceder a la presidencia y desmontar la Unidad Valenciana de Emergencias tratándola como un chiringuito del Botànic. El hipotético fallo de las emergencias, que lógicamente hay que investigar cuando toque, es solo el último eslabón de la cadena de razones que explica la tragedia de Valencia. Rápidamente han aflorado los demás: la revisión de las construcciones en zonas que el cambio climático ha convertido en inundables y que puso al descubierto el temporal Filomena avanza a paso de tortuga en todas las comunidades autónomas, también en la valenciana que gobernó el pacto del Botànic. Este nuevo umbral de peligrosidad se suma al urbanismo desarrollista que llenó los barrancos de edificios y que la democracia nunca ha sabido revertir. Si han muerto casi 100 personas es por un fenómeno que tiene causas naturales agravadas por un urbanismo inconveniente, las consecuencias del cambio climático y, en última instancia, por al gestión política y no profesional de las emergencias. El agua siempre vuelve a bajar por donde lo hizo antes. Definidos los protocolos y los presupuestos, la máxima autoridad en una situación de emergencia debería ser un técnico y no un político. Así dejarían de tirarse los muertos a la cara en un ejercicio que solo hace que alimentar a la antipolítica. Porque sí, lo pararon todo menos la votación para controlar la televisión pública. Y ahora se pondrán todos un lazo negro como si fueran activistas en lugar de seguir trabajando sin parar y tomar decisiones, no solo hacer declaraciones.

Este triste espectáculo político coincidió el día que una gran compañía petrolífera cambió de nombreCepsa pasa a llamarse Moeve. Es la culminación de la transformación de esta empresa liderada por su consejero delegado: Maarten Wetselar para dejar atrás las energías fósiles y convertirse en cien por cien renovable. Es una muy buena noticia y una lección para los políticos: frente al cambio climático no sirven los maquillajes, sino que hay que repensarse de arriba a abajo como ha hecho Cepsa hasta el punto de cambiarse el nombre. Y también es una mala noticia para los que usan el medio ambiente para combatir el capitalismo y no el cambio climático como pretendían los impulsores del impuesto a las energéticas que el Congreso ha tumbado parece que definitivamente. Gracias Moeve. Esos amasijos de hierro en los que la DANA ha convertido a los automóviles es el mejor resumen de lo que está ocurriendo. Menos mal que las empresas socialmente responsables sí que entienden lo que está pasando.

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