Opinión | Apunte

Rosa María Sánchez

Rosa María Sánchez

Redactora jefe

Madrid

El trilema de Gaspar

Qué hacer cuando la decisión entre gastar más sin subir impuestos y reducir la deuda se mete en un callejón sin salida

El director de Asuntos Fiscales del FMI, Vitorio Gaspar, en la Asamblea Anual 2024.

El director de Asuntos Fiscales del FMI, Vitorio Gaspar, en la Asamblea Anual 2024. / EFE / EPA / ANNABELLE GORDON

Debajo de una abrumadora montaña de deuda pública acumulada desde la pandemia, los gobiernos de todo el mundo se enfrentan a un desafío aparentemente imposible. Es lo que el director de Asuntos Fiscales del FMI, Vitorio Gaspar, ha bautizado esta semana como "el trilema de la política fiscal".

Como en todo trilema, en este hay tres variables en juego y así las define Gaspar. La primera, unas presiones "irresistibles" para gastar más en ámbitos como defensa, cambio climático, transición digital, competitividad, salud, envejecimiento o infraestructuras. La segunda, "una resistencia política absoluta a los impuestos". Y la tercera, un objetivo de sostenibilidad de la deuda.

Y como en todo trilema, hay que elegir entre dos de las tres variables, porque adoptar las tres a la vez es imposible, a no ser que se le eche mucha inteligencia e imaginación, que viene a ser lo mismo.

En realidad, lo que describe Gaspar es un viejo trilema y es a ello a lo que estos días se enfrenta la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. El Gobierno prevé aumentar el gasto total en un 3,7% en 2025. Pero se encuentra con falta de apoyos parlamentarios (de Junts, sobre todo) para dar continuidad a los gravámenes sobre banca y energéticas. Y al mismo tiempo, se ha comprometido ante Bruselas a reducir el déficit público del 3% del PIB este año al 2,5% en 2025. Si subir impuestos no es posible y bajar el déficit es obligado, la sentencia del trilema podría parecer clara: habrá que recortar gastos (más allá del ajuste de unos 6.000 millones que ya ha asume el Plan Fiscal remitido a la Comisión Europea).

La cuestión es que el callejón se queda sin salida si el Gobierno no encuentra apoyo parlamentario ni para recortar gastos (Sumar se opondría), ni para subir impuestos (Junts no quiere) y no puede escapar del compromiso de Bruselas de reducir el déficit. Habría que preguntarle a Gaspar qué hacer cuando el trilema estalla.

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