Opinión | Estrategia política

Astrid Barrio

Astrid Barrio

Profesora de Ciencia Política de la Universitat de València. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO

El trilema conservador ante la derecha radical

La estrategia del cordón sanitario ha sido útil para frenar el acceso al poder de formaciones como Alternativa por Alemania pero no ha logrado contener su avance electoral

State election in Germany's Brandenburg

State election in Germany's Brandenburg / FILIP SINGER

Se entiende por cordón sanitario la estrategia adoptada por diversos partidos para impedir la colaboración con un tercer partido porque se le considera una amenaza al orden liberal y a las reglas comúnmente aceptadas. Este tipo de prácticas se han llevado a cabo en algunos países europeos como Francia o Alemania, ambos democracias militantes, para aislar al Frente Nacional, a Agrupación Nacional y a Alternativa por Alemania, todos ellos partidos de la derecha radical. Una estrategia que ha sido útil para frenar el acceso al poder o la influencia a corto plazo de esas formaciones pero que no ha logrado contener ni su visibilidad ni su avance electoral. Algo que se debe, en parte, a que su exclusión ha contribuido a reforzar sus apoyos al permitirles argumentar que ellos son las víctimas de un comportamiento antidemocrático por parte del resto de partidos y que son precisamente los otros los que quiebran el principio liberal de tolerancia mutua

Así, si hay indicios de que los cordones sanitarios no contienen a la derecha radical y de que pueden hacerla crecer cabría preguntarse a quién beneficia su mantenimiento. Y para responder el caso español resulta ilustrativo. La irrupción de Vox activó por parte de algunos partidos -izquierdas e independentistas- una estrategia de cordón sanitario que no fue asumida por el PP, consciente de que sus posibilidades de gobernar dependían de un acuerdo con Vox cuya contención es precisamente lo que ha permitido al PSOE mantenerse en el Gobierno central. En Catalunya, donde el acceso al Parlament de Aliança Catalana la ha convertido en la única comunidad autónoma con dos partidos de derecha radical, el cordón sanitario se aplica a ambas, pero han empezado a surgir titubeos en Junts per Catalunya, consciente también de que cualquier mayoría independentista (o conservadora), y en consecuencia su retorno al Gobierno, dependerá como mínimo de Aliança Catalana.  

Estos ejemplos permiten dibujar el trilema al que se enfrentan los partidos que no son de izquierdas ante la presencia de la derecha radical: aceptar cordones sanitarios que los condenan a la oposición en beneficio de la izquierda, aliarse con ella o tratar de crecer electoralmente adoptando parte de su agenda.

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