Opinión | Palabras
Care Santos

Care Santos

Escritora

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'Tradwives'

La palabra designa algo que ya era antiguo en la edad de piedra: la competente y abnegada esposa, madre y ama de casa

La influencer y tiktoker RoRo

La influencer y tiktoker RoRo / TIKTOK

Me encantan las palabras nuevas, con su brillo de modernidad. Las acaricio, las jaleo, hasta escribo artículos sobre ellas. Otra cosa es que las tome en serio. Hoy me ocupo de 'tradwife' (del inglés 'traditional wife': esposa tradicional). Designa algo que ya era antiguo en la edad de piedra: la competente y abnegada esposa, madre y ama de casa, capaz de mantener la cocina limpia, los hijos alimentados y despiojados y el jardín primoroso y a quien aún le queda tiempo para hacerse las uñas e ir a la peluquería. Franco y sus secuaces estarían orgullosos. Por supuesto son necesarios ciertos valores con tufillo a rancio: antifeminismo, catolicismo, antiabortismo… y no les digo a quién vota la 'tradwife' porque es fácil adivinarlo.

Todo esto viene a cuento del penúltimo revuelo en redes sociales. Resulta que hay una cándida criaturita en TikTok que se hace llamar RoRo y que se dedica a cocinar para su novio Pablo. Entre los dos, la criaturita y el novio, apenas superan los 40 años. Ella tiene un aspecto entre La Sirenita y azafata del 'Un, dos, tres' y habla con una voz infantil muy tierna. Sus recetas son interesantes, con ese toque de ninguna parte y a la vez de todos los sitios que caracteriza a los cocineros jóvenes. Al verla cualquier ser dotado de neuronas se preguntará si todo eso es cierto o solo una estrategia para ganar 'followers' y 'haters' (otras dos palabrejas modernas).

El problema es que a la gente le sienta fatal que RoRo cocine para Pablo y no para ella. Digo yo que esas personas no ven el Canal Cocina, donde tanto se insiste en que la cocina es un acto de amor. O habrán cocinado poco para sí mismos, actividad mucho menos motivadora que cocinar para Pablo, para el Pablo de tu vida. Esa gente enfadada lo está en nombre de un feminismo que me parece mucho más sospechoso que Pablo y que RoRo. ¿O es que ahora el feminismo consiste en criticar a una jovencita por cocinar para quien le salga del colador? Que se sepa, Pablo no es un maltratador, ni un sátiro. Que se sepa, el único defecto de Pablo es tener hambre y ganas de probar platos nuevos, como me pasa a mí con las palabras.

Entonces está claro. El problema es la palabra. O nuestra tendencia innata a sacarlo todo de quicio.