Opinión | Redes sociales
Imma Sust

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Periodista

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Armas en manos de menores

Quiero pensar que, en unos años no muy lejanos, los móviles estarán prohibidos, igual que lo está el alcohol o el juego en los menores de edad

Los médicos catalanes emplazan a retrasar la compra del primer móvil a los 16 años y a crear tarjetas SIM y wifi para menores

Los móviles para menores tendrán control parental obligatorio

Los médicos catalanes emplazan a retrasar la compra del primer móvil a los 16 años

Los médicos catalanes emplazan a retrasar la compra del primer móvil a los 16 años / El Periódico

Aquí una servidora ha tenido la inmensa suerte de poder estar sin móvil durante dos semanas. Antes de que me lo quitaran de las manos, creía firmemente que caería en un pozo de angustia y desesperación profunda, pero la realidad es que ha sucedido todo lo contrario. He ganado libertad, paz mental y he leído más que en los últimos seis meses. La ansiedad no solo no ha llegado, sino que ha desaparecido por completo. Era como vivir en un estado de meditación máxima. El primer día tras haberlo recuperado tuve insomnio, el segundo ansiedad y el tercero vi por la tele un programa que me horrorizó: Salvados 'Redes Sociales: La fábrica del terror'. Entrevistaron al exdirectivo de Meta, Arturo Béjar, que explicaba cómo la empresa ignoró los terribles efectos que las redes sociales tienen en sus usuarios, obligando a Mark Zuckerberg a disculparse públicamente. Se disculpó, pero la cosa siguió igual o peor. Prueba de ello son los moderadores de contenidos, obligados a ver material extremadamente violento y perturbador. Mutilaciones, torturas, asesinatos o suicidios entre otras barbaridades.

Visto el programa, no puedo evitar pensar en mis sobrinos de 6 y 9 años que, de momento, no tienen móvil ni consolas, ¿Pero hasta cuándo podremos aguantarlos así? A nivel educativo, la ley orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI) menciona la importancia de proteger a los menores, pero no impone límites concretos al tiempo de pantalla ni sanciona a los directivos de las redes que no solamente lo permiten, sino que manipulan de forma intencionada a los menores y no tan menores, hasta llegar al ciberacoso, la depresión, la ansiedad y, en el peor de los casos, al suicidio, que ha aumentado de forma escandalosa desde el nacimiento de Facebook en 2004 e Instagram en 2010. Quiero pensar que, en unos años no muy lejanos, los móviles estarán prohibidos, igual que lo está el alcohol o el juego en los menores de edad. Y que nos llevaremos las manos a la cabeza pensando: ¿te acuerdas cuando los niños tenían su propio móvil con 12 años? ¡Qué barbaridad!

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