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Martí Saballs Pons

Martí Saballs Pons

Director de Información Económica de Prensa Ibérica.

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El arte de la seducción del BBVA y Sabadell

Si para la entidad vasca ser más grande es una garantía de éxito y solvencia para sus clientes y accionistas, la catalana ha marcado una estrategia centrada en la pluralidad y la libertad de elegir banco

El BBVA insiste en que con la OPA al Sabadell aumentaría en 5.000 millones de euros los créditos a empresas catalanas

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Banco Sabadell y BBVA convierten la opa en una guerra de los dividendos

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Han pasado ya cinco meses desde que se anunciara la OPA hostil lanzada por el BBVA sobre Banco Sabadell. Desde entonces, día sí, día también, los principales responsables ejecutivos de las dos entidades aparecen en foros y jornadas de distinta índole para anunciar sus posiciones y compromisos. Las presentaciones de resultados trimestrales también les ha servido para seguir aumentando el dividendo y sus proyecciones para próximos ejercicios. Se dejan ver como nunca para intentar convencer a sus empleados, accionistas y clientes que su opción es la mejor.Carlos Torres, presidente de la entidad vasca, anunciaba en Barcelona esta semana que pequeñas y medianas empresas (pymes) y 'startups' se verían beneficiadas de la operación y que el crédito para las empresas catalanas aumentaría hasta en 5.000 millones, porque Catalunya es muy importante para su negocio. 

Hay que recordar que la presencia del BBVA en la comunidad tiene un interesante pasado. El antiguo Banco de Vizcaya (antes de fusionarse con el Banco de Bilbao) compró en 1984 la quebrada Banca Catalana, fundada, entre otros, por Florenci Pujol, padre de Jordi Pujol. Ya en este siglo, BBVA integraba a seis de las antiguas cajas catalanas, que fueron cayendo como un dominó como consecuencia de la crisis iniciada en 2008 y que se habían concentrado en Unnim (Sabadell, Terrassa y Manlleu) y Catalunya Banc (Caixa Catalunya, Manresa y Tarragona).

Si para el BBVA ser más grande es una garantía de éxito y solvencia para sus clientes y accionistas; Sabadell ha marcado una estrategia centrada en la pluralidad y la libertad de elegir banco. Su menor tamaño como garantía de mejor servicio y más calidad. Desde el banco aún presidido por Josep Oliu, decano en la presidencia de la banca española, se han usado sus históricos lazos con las pymes. En su defensa argumentan que una de cada dos pymes catalanas trabajan con el Sabadell, al igual que una de cada tres en el conjunto de España. Dado que una empresa trabaja de media con tres entidades financieras, aquellas que lo hacen con BBVA y Sabadell perderán capacidad de obtener crédito si estas dos entidades se unen. La razón, argumentan desde el banco vallesano, es que obligaría a reducir concentración de riesgos y reducir líneas de crédito. A mayor competencia, mejor para el cliente.

Predecir hoy el resultado de esta OPA hostil de guante blanco, donde las pugnas dialécticas e ironías diversas paracticadas por unos y otros han sido de una estimable elegancia, es imposible. El tiempo, a falta de los dictámenes de los organismos oficiales, juega a favor del Sabadell. Convencer con argumentos a los accionistas minoritarios y a los fondos de inversión sigue siendo el objetivo. Que el BBVA mejore la oferta es aún posible. Nadie está dispuesto a torcer el brazo así como así. Habrá sorpresas.