Opinión | Tráfico
Agnès Marquès

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Periodista

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Mario Kart por la AP-7

Que los vehículos extranjeros paguen peaje para circular por la AP-7 no parece ninguna idea sin sentido

un camión, visto por el retrovisor de un coche, circula por la AP7 a la altura de Sant Cugat

un camión, visto por el retrovisor de un coche, circula por la AP7 a la altura de Sant Cugat / Ricard Cugat

De viaje por la AP-7 hasta la Junquera esta semana he chocado con uno de los recuerdos gamer de mi juventud. Ha sido una experiencia realmente intensa, el recuerdo lo tenía borrado: jugando al Mario Kart en casa de mi amiga Laia. Tenían una sala sólo dedicada a la Nintendo y allí nos juntábamos en plena efervescencia de la edad del pavo con sus hermanos pequeños, quienes nos observaban como si fuéramos un perro comiendo gambas. Bajo esa mirada recuerdo montar un pequeño espectáculo de grititos cada vez que mi kart se pegaba una castaña. Hablo de los tiempos en que los mandos eran mandos, ni joysticks ni volantes. Claramente no era lo mío pero ir a casa de Laia siempre era divertido. 

No lo ha sido circular por la AP-7, por suerte lo hago poco. Lo hice sin lanzar grititos aunque notando sudor frío en la espalda. Dirección Norte. Llovía. Los últimos coletazos del temporal Kirk. Sorteé súbitos cortes de carril en los que se hacían tareas de mantenimiento y camiones de todo tipo arrastrando el culo a 120 kilómetros por hora. Camiones rígidos y articulados, camiones portacoches, camiones lona y camiones cisterna. Mario, Luigi, la seta y la tortuga del Mario Kart todos juntos y multiplicados en la vida real. Camiones de la misma compañía adelantándose, ocupando el carril derecho y el central en paralelo y durante muchos metros mientras por el carril de la izquierda avanzamos en cola los que conducimos coches. En otro momento, un camión se mueve con la reconocible maniobra rápida del conductor que se distrae, toda la caja de lona se zarandea de derecha a izquierda a solo unos metros de distancia. Si se precipita, nos la comemos. Cae la noche y delante aparece la armada invencible. Tres camiones, uno por carril, en paralelo, los percibo en la oscuridad con el perfil recortado por las luces de posición, parecen tres bloques de edificios justo delante mío. Un triple muro con matrículas extranjeras.

No sé cual es la solución para la AP-7. Que por lo menos los vehículos extranjeros paguen peaje no parece ninguna idea sin sentido, puesto que todos pagamos al cruzar la frontera en Francia o Portugal. ¿Por qué tenemos que pagar la fiesta a compañías extranjeras y turistas? La circulación volvería a ser más más ligera, rápida y segura con algunos marios, luigis, setas y tortugas menos.

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