Opinión | NADA ES LO QUE PARECE
Albert Sáez

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Director de EL PERIÓDICO

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Saborear el triunfo de Isabel Perelló

El rei Felip VI i la presidenta del Tribunal Suprem, Isabel Perelló, ahir durant l’acte d’obertura de l’any judicial a Madrid . | JOSÉ LUIS ROCA

El rei Felip VI i la presidenta del Tribunal Suprem, Isabel Perelló, ahir durant l’acte d’obertura de l’any judicial a Madrid . | JOSÉ LUIS ROCA

La política en la era digital tiene la capacidad de convertir asuntos gallináceos en presuntos hechos históricos y de ocultar hechos históricos en asuntos gallináceos. Esta semana una mujer ha accedido por primera vez a una de las que llamamos las más altas magistraturas del Estado, la presidencia del poder judicial. Es una conquista que se suma a la del poder legislativo, donde una mujer llegó a la presidencia de las Cortes en el año 2000 de la mano de Luisa Fernanda Rudi, del PP. Queda pendiente la asignatura de que España tenga una presidenta del Gobierno, el poder ejecutivo. Y está en manos de la biología el momento en el que la princesa Leonor acceda a la jefatura del Estado.

La elección de la catalana Isabel Perelló como presidenta del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo es un hito histórico a pesar de que, inicialmente, no fuera la candidata de ninguno de los bloques jurídico-mediáticos que dominan el relato de la política española. Perelló, como decía María Mercè Marçal, suma la doble condición de mujer y catalana y es el resultado de la cesión, del pacto, del acuerdo, no simplemente del turno al estilo de la Restauración que tanto gusta en Madrid. El bloque conservador ha tenido que aceptar que fuera una mujer. Y el bloque progresista ha tenido que aceptar el feminismo no sirve para todo. Perelló está donde está por méritos propios aunque no tenga palmeros ni desde las trincheras mediáticas ni desde las políticas. Los jueces y la juezas la respetan, y eso es lo que cuenta en este caso.

Era absolutamente de justicia que la justicia estuviera presidida por una mujer. Es un campo en el que se ve con perfecta nitidez el denominado “techo de cristal”, la mayoría es femenina pero la cúpula es masculina. Perelló rompe esta tendencia y lo hace con un perfil que reivindica a su vez la independencia del poder judicial que no hay que confundir en ningún caso con el corporativismo ni con la falta de respeto a la separación de poderes. Hay que saborear esta buena noticia para la democracia.

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