Nieblas del PSOE

Pedro Sánchez ha llevado al PSOE a un colapso estratégico y los trenes socialistas se cruzan peligrosamente en direcciones opuestas. La niebla del trayecto se espesa. Perplejos con la saga de los Sánchez en Moncloa, los votantes socialistas ven como Pedro Sánchez propone un preacuerdo de soberanía fiscal con ERC. Fueron de impacto las respuestas drásticas de los barones territoriales y la intervención severa de Felipe González. Si los barones territoriales del PSOE han pautado un rechazo frontal al preacuerdo fiscal con ERC cuesta pensar que lo hagan de espaldas al estado de opinión de sus votantes y de su organización regional. 

A continuación, el autócrata Maduro ha perdido las elecciones en Venezuela con un fraude electoral de proporciones grotescas. Maduro consiguió lo que parecía imposible: empeorar al máximo la funesta herencia del chavismo. La destrucción institucional y económica de Venezuela es el golpe de Estado permanente. Ante la evidencia de su derrota electoral, Maduro dice a gritos, como ocurre en los sistemas de inspiración mixta –aquí fascista y neototalitaria-, que todo se debe a una conspiración criminal y hay que arrestar a Corina Machado. 

Pedro Sánchez calla y eso afecta a la posición internacional de España, un factor que casi nunca interesa a la ciudadanía tanto como la política interior, a pesar de que vivamos en un mundo interconectado. De todos modos, en cuanto al régimen de Maduro y la alternativa que representa Corina Machado, la discrepancia tan tensa en el PSOE entre la crítica al chavismo del expresidente Felipe González y la línea prochavista del expresidente Rodríguez Zapatero se suma ahora a les tensiones manifiestas que generan las cesiones fiscales del presidente Pedro Sánchez a ERC. Es una suma catastrófica para el PSOE. 

Felipe González ha defendido la integridad de Corina Machado y ha sido muy crítico con la resistencia del chavismo a una transición pactada. Rodríguez Zapatero, en cambio, representa los intereses de Maduro, en coincidencia con Podemos y Sumar. La respuesta vaporosa de Pedro Sánchez, ha sido el compás de espera, la distracción, mientras los Estados Unidos, la Unión Europea, la OEA y la gran mayoría de democracias del mundo apostaban por la transición democrática en Venezuela. Incluso Lula da Silva está mediando, según parece, a petición de Joe Biden. Aparentemente secundaria en comparación con el estropicio causado por el pre-acuerdo con ERC para investir a Salvador Illa, la cuestión venezolana también inquietará al votante socialdemócrata. 

Para el PSOE son tensiones existenciales. Quizás afectan más a la generación felipista que a la actual pero mutar el ADN de un partido con más de cien años de historia casi nunca da buen resultado. Ahí están las consecuencias traumáticas las luchas entre Indalecio Prieto y Largo Caballero en los años treinta. A diferencia, el dilema de la OTAN fue resuelto en su día, del mismo modo que Felipe González renunció al marxismo. Evidentemente, estamos en otro siglo, muy voluble, con poco sentido histórico y más irresponsabilidad política. Eso lleva a bloquear las instituciones y decir que se ha pacificado Catalunya. Agosto puede ser el escenario de la gran escapada.

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