Cuentos de terror
En Gaza, se está dando de alta a mujeres una hora después del parto, se practican cesáreas sin anestesia, faltan suturas quirúrgicas, los recién nacidos se van a casa (¿a casa?) desnudos porque no hay ropa para bebés

Palestinos heridos siendo trasladados al Hospital de Al-Aqsa, el que MSF ha tenido que evacuar. / Ali Hamad / Zuma Press
“La mujer había acudido el día antes al hospital porque estaba a punto de dar a luz, pero hubo que mandarla de vuelta al campo de refugiados. Esa noche le sobrevino el parto y solo su hermana pudo acompañarla. Parió en una letrina, sin material ni ayuda sanitaria, y allí mismo murió su bebé”. Los silencios en la radio pueden transmitir muchos mensajes y el que siguió a este relato destilaba impotencia y rabia. Todos los que estábamos ante un micrófono nos quedamos mudos por un instante tras escuchar a Ruth Conde, una enfermera gallega de Médicos sin Fronteras que acaba de regresar de Gaza, del único hospital pediátrico que todavía funciona en Rafah, en la frontera con Egipto. Y ha regresado con material para escribir varios cuentos de terror. Lo malo es que no son cuentos. Se está dando de alta a mujeres una hora después del parto, se practican cesáreas sin anestesia, faltan suturas quirúrgicas, los recién nacidos se van a casa (¿a casa?) desnudos porque no hay ropa para bebés...y lo que falta por venir. Porque ahora mismo en Gaza hay unas 50.000 mujeres embarazadas –datos de la ONU- y más de 5.000 tienen que dar a luz este mes de febrero.
Yo soy de letras, pero cuando Ruth decía que “en los cuatro meses desde que comenzó esta guerra han nacido unos 20.000 niños en Gaza”, me salió el cálculo de manera automática: “20.000 nacidos y 10.000 muertos”. A razón de 100 cada día. Son cifras insoportables. Menos mal que tras el estremecedor testimonio de Ruth, la psicóloga Patricia Gutiérrez, que ha escrito un libro maravilloso, 'Descubre (tus) valores' (Ed. Octaedro), nos habló de la resiliencia, ese milagro de adaptación ante las grandes adversidades que podemos activar los seres humanos. En Gaza no les queda otra. Pero a nosotros nos toca ejercer algún otro de los que Patricia ha incluido en su estudio. La empatía, por ejemplo. Y la compasión. Y la solidaridad. Por cierto, me gustaría ver qué valor desplegará Ruth este lunes cuando se reincorpore a su hospital en Santiago de Compostela y alguien se queje porque lleva 20 minutos esperando. Apuesto por la paciencia.
Suscríbete para seguir leyendo
- Así están las encuestas de las elecciones generales en España
- José Abellán, cardiólogo: “Creo que nos estamos equivocando con darle demasiada importancia al ejercicio de fuerza”
- Joaquín Fernández, médico digestivo: 'Casi todos desarrollamos divertículos en el colon con la edad, pero solo unos pocos tienen la enfermedad
- Compra una casa hace 13 años en Barcelona, pero decide venderla por el exceso de turistas: así es la historia de una británica que ha decidido irse a una casa rural en Extremadura
- Encuesta CIS: El PSOE acecha cinco gobiernos autonómicos del PP en el ecuador de la legislatura
- Muere Michu, ex pareja de José Fernando Ortega y madre de su hija Rocío
- Última hora del incendio en la Segarra: 1.000 hectáreas quemadas y confinados 450 vecinos
- ¿Por qué te tienes que fijar en el color de la etiqueta cuando compras en Zara? Este es el secreto que esconden las rebajas