Aitana y las niñas
A las miles de madres que tenemos entrada para acompañar a nuestras hijas al concierto nos va a tocar aguantar el tirón, poner cara de todo bien y, si caen preguntas, responderlas con altura

Aitana inicia en València la gira nacional e internacional de su nuevo disco, "Alpha", en el que combina sus canciones de amor y desamor con una música mucho más eléctrica, con temas como "Luna", "The Killers", "miamor" o "Formentera" y, eso sí, con la petición de que sus fans vayan vestidos de rosa. / EFE | Manuel Bruque
En los ochenta los niños escuchábamos Enrique y Ana y vestíamos con ropa de corte claramente infantil. Tuve mi primer casete de música de mayores, Duncan Dhu, a los 11 años y recuerdo enseñárselo a mis amigos con chulería: y es que yo ya me sentía bautizada para la vida de mayores desde un año antes, cuando había acompañado a mis padres a un concierto de Madonna. Aquel espectáculo sobre una cama con sábanas de seda no era para niños de mi edad. Claro que no entendí mucho de lo que había visto hasta años más tarde, aunque la sensación de que estaba viendo algo radicalmente nuevo no la olvidé.
Ahora las niñas de esa edad visten igual que nosotras las mayores, sus madres, sus tías, las amigas de sus madres. No sé si es la globalización, los precios o nuestra tontería, pero recuerdo la incomodidad del primer día que, en un encuentro con amigos, la hija de uno de ellos había crecido de golpe y llevaba las mismas botas y el mismo jersey que yo. Me sentí un poco incomodada, casi fuera de lugar: ¿cuál de las dos no estaba vistiendo acorde a su edad? Dejamos atrás una época en que la ropa diferenciaba a las niñas de las jóvenes, y a estas de las señoras. ¿Pero quién es ahora una señora? Se han eliminado los códigos generacionales (la manera de vestir, los peinados, incluso la música que escuchamos) excepto en los extremos: los bebés y los supermayores. En medio hay una gran masa de gente bastante parecida, unos con ganas de ser mayores de golpe y otros de permanecer jóvenes.
La confusión es normal y explota contra artistas como Aitana, un auténtico fenómeno entre los niños. No sé cómo es para ella salir al escenario y ver a centenares o miles flipando a hombros de sus padres. Música hecha y pensada para mayores causando furor entre niñas y preadolescentes. Ahora la polémica es que Aitana 'ha crecido' y sin previo aviso monta en el escenario de su nueva gira un espectáculo que recuerda al de Madonna en 1990. A las miles de madres que tenemos entrada para acompañar a nuestras hijas al concierto nos va a tocar aguantar el tirón, poner cara de todo bien y, si caen preguntas, responderlas con altura. Es arte. Te gustará o no, pero es el arte de Aitana más allá de las niñas.
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