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La lengua número 25

En Europa, encontrarán la manera de decir que no simulando que dicen que sí o de decir que no y basta

España se abre a asumir el coste de la oficialidad del catalán en la UE

Aragonès reclama a la UE la oficialidad del catalán "por igualdad lingüística"

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Banderas de la Unión Europea en un acto en Bruselas.

Banderas de la Unión Europea en un acto en Bruselas.

Este martes es ciertamente un día importante para el catalán. Se utilizará en el Congreso de Diputados (es decir: se podrá usar en los plenos y en todo el ámbito legislativo) y entrará en la agenda de la Unión Europea para convertirse en lengua oficial. Hasta aquí, las noticias son excelentes, aunque provengan de una negociación con carácter de urgencia y con la investidura de Pedro Sánchez como telón de fondo. Es, en todo caso, una brecha política temporal que se ha aprovechado para convertir en normal lo que debería ser normal en un Estado plurinacional y plurilingüe.

Escribo esto y no puedo quitarme de encima la sensación de estar hilando un rosario de tópicos, de lugares comunes, de obviedades. Como si estuviera dando una clase de divulgación del mejor de los mundos posibles, como si propusiera una redacción a los alumnos sobre las virtudes de un Estado que no solo respeta las variedades, las hablas y las culturas, sino que las impulsa y las asume como propias. Todos sabemos que esto es falso y que han tenido que pasar 45 años de democracia para que la irrupción del catalán (y del euskera y el gallego) se convirtiera en una realidad tangible y no en un coloreado folclórico o en una especie de atentado a la patria común, como pueden testificar varios diputados que lo han utilizado con las correspondientes amenazas del presidente de turno del Congreso.

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Este martes se pondrá fin a una situación anómala del todo que es, al mismo tiempo, un paso previo para que el catalán sea lengua oficial en la UE. ¿Cómo, si no, podría explicarse la estrambótica ecuación en la que se pide el reconocimiento de la lengua en Europa mientras esta misma lengua está prohibida en el Parlamento del Estado que lo pide? Pero seamos cautos. La reforma del Reglamento del Congreso (todavía pendiente) certificará si el uso del catalán es una simbólica espiga o si efectivamente se hace manojo.

En Bruselas, este martes podría ser histórico, con todas sus letras. La asunción, por parte de los Veintisiete, de que el catalán no solo es una lengua milenaria, patrimonio cultural de aquella Europa que estaba naciendo, sino que –con todos los condicionantes, las debilidades y los ataques– es un habla viva y con un cuerpo de hablantes muy superior a muchas lenguas oficiales. Soy muy pesimista, sin embargo. Habrá excusas diplomáticas y fervorosas opiniones en contra, veremos lentitud burocrática y poderosos intereses estatales. Y encontrarán la manera de decir que no simulando que dicen que sí o de decir que no y basta. Este martes, en el Consejo de Asuntos Generales.