Investidura Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Puigdemont recupera la sonrisa bajo los focos
El problema de fondo no estaba en el qué. O sea, no era dialogar y negociar. Era quién protagonizaba esa negociación
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Carles Puigdemont. /
Puigdemont se gusta bajo los focos. Los necesita, los exige, los desea. Hasta ayer, dialogar y negociar era una rendición. O eso decían él y su entorno de los republicanos. Fueron tantas las descalificaciones y los insultos del puigdemontismo contra los republicanos que incluso acuñaron nueva semántica. Ahí está lo de 'ñordos', una expresión tan desafortunada que da pavor cómo ha calado. Y eso que son tiempos de corrección política.
Hoy, la vida nos sonríe. Estamos contentos. Lo que ayer era un anatema hoy es alta política. No solo estamos en el reparto de la peli, volvamos a tener un papel de protagonista principal. Sin nadie que nos haga sombra. En serio, ¿cuando ERC pide a Puigdemont coordinar una estrategia, en serio piensa alguien que este va a aceptar? Ni por asomo, eso sería compartir los focos. Lo último que ahora se plantea.
El problema de fondo no estaba en el qué. O sea, no era dialogar y negociar. Era quién protagonizaba esa negociación. Jamás el problema fue la metodología. Ni siquiera el resultado final. El problema inconfesable era quién estaba bajo los focos y quién se comía las uñas en la penumbra, henchido de rabia, maldiciendo a Junqueras, a Rufián y a Rovira. Incluso al jubilado Tardà, que como tiene la fea costumbre de decir lo que piensa, había que insultarlo cada día, como si no hubiera un mañana.
Puigdemont, además, juega con una baza que no es menor. El camino ha sido desbrozado por los primeros que lo abrieron y transitaron por él. Con los acólitos de Puigdemont fustigando a los penitentes.
Y, además, sus enemigos -esto es, ERC- no solo no van a ponerle minas y todo tipo de zancadillas en el camino para devolverle las caricias, si no que no tienen más remedio que ponerse a modo de alfombra roja y celebrar su paso, aunque sea con Puigdemont pisando fuerte con botas calzadas con crampones.
Entretodos
Puigdemont ya tiene lo que ansiaba, que nada tiene que ver con una mayoría política y social para la independencia de Catalunya. Muy al contrario, el batacazo del independentismo no fue menor el 23J. Incluido el de su partido, que ante todo es suyo, aunque guste de pretender que es un militante de base.
Noticias relacionadasOtro hecho insólito y que hace de Puigdemont un ser superior, casi celestial. Nada hacen ni deciden en Junts que no sea pidiendo permiso a Waterloo.
Y aún hay una baza final. si le chirrían las costuras con tanto giro forzado, pues ir a elecciones. Por Catalunya. Siempre es por Catalunya. Porque el premio -o eso espera- pudiera ser recuperar algunos votos y superar a los de Junqueras, que es el sueño húmedo que sigue acariciando. Tal es su ambición de país. Pero como las elecciones las carga el diablo igual para entonces resulta que PP y Vox sí suman. Es entonces cuando recuperamos el manual de aguerrido indepe y subrayamos que PSOE y el PP vienen a ser lo mismo. O incluso mejor, por peor.