Desperfectos Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Generalitat en punto muerto
¿Para cuándo elecciones autonómicas en Catalunya después de las generales? Por ahora ERC y Junts caen, peleándose como gatos

Generalitat palau
Desde los inicios del 'procés' las instituciones públicas Catalunya se han hecho inhabitables o excluyentes, lastradas por las pulsiones independentistas, tan dañinas para el pluralismo crítico. El sentido patrimonialista del 'procés' ha menguado la apertura de las instituciones municipales y autonómicas. Lastres tan aparatosos como el 3% de Convergència o la división abierta entre Junts y ERC escenifican unos de los desbarajustes más lesivos para la Catalunya real. Un ser ignoto preside la Generalitat, enfrentado a Junts.
Entretodos
¿Qué confianza pueden tener los ciudadanos en instituciones al 100% manipuladas por el interés partidista y para romper con el Estado? El sentido del bien común desapareció con el 'procés'. Sin ecuanimidad, las instituciones públicas le dieron la espalda –ostensiblemente, la Generalitat– a la gran conversación que es el afán de una sociedad y un país. Fue eso: el 'fer país' de Jordi Pujol se relanzó como el oasis del 3%, el intervencionismo cultural de listón bajísimo, la elusión de los símbolos del Estado. El búnker mediático del 'procés', tan comarcal, tan convencido de sus seudoverdades y vitaminado por el dinero público, prescinde de usar la razón. Es una regresión rupestre.
Junts y ERC se engañan entre sí, pactando cada uno por su cuenta con el PSC. Uno en nombre de la socio-convergencia; otro, diciendo ser de izquierdas. La política catalana transcurre en el pandemonio. Y en el momento en el que el PSOE pierde territorio en toda España, el PSC recupera sus dominios. ERC está en las horas más bajas. Han chocado Puigdemont y Junqueras entre los rastrojos de Waterloo. Los antisistema de la CUP se quedan con la alcaldía de Girona, la Florencia catalana, la de 'Los cipreses creen en Dios' y de Pla. Es un enorme atasco de tráfico, sin policía capaz de abrir vías fluidas para las ambulancias. Columnistas de tercera vía lloran por las esquinas.
ERC y Junts se congregaron en Ginebra para seguir traicionándose y, siendo el nacionalismo contrario a las diputaciones, las usan para el trueque oscuro. El bloque Junts-ERC no tiene claves de futuro, solo tribus extractivas, más duchas en la intriga comarcal que en negociar presupuestos. Que, siendo mayoritario el voto del PSC, la CUP tenga en el ayuntamiento de Girona, o que Aliança Catalana mande en Ripoll son efectos directos de la incompetencia política del 'procés'.
Acertijo de aldea
Perdida la confianza ciudadana en instituciones de la Catalunya autonómica como la Generalitat o el Parlament, la tormenta más reciente concernía al ayuntamiento de Barcelona. El sudoku ha sido un acertijo de aldea. Si ahora Barcelona lograse desasirse por completo del chantaje nacionalista o de las graves ocurrencias de Ada Colau, regresaríamos a un estado más razonable.
Con los resultados municipales del PSC y con Barcelona como tiara, Salvador Illa se convierte en el hombre fuerte de Catalunya pero eso también depende del futuro de Pedro Sánchez después de que votemos en julio, con gorra de béisbol y chancletas. Si se confirman las encuestas, Núñez Feijóo sería el candidato más votado, con posibilidad de llegar a la Moncloa.
¿Para cuándo elecciones autonómicas en Catalunya después de las generales? Por ahora ERC y Junts caen, peleándose como gatos. En el mejor de los casos, Barcelona quizás vaya recuperándose como motor de Catalunya. Aunque un poco maltrecha, la 'marca Barcelona' todavía puede reintegrarse en la liga de campeones.