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Verdad y mascarada del PP
En Barcelona, el apoyo a Jaume Collboni permite al PP vestirse de constitucionalista. Pero el ropaje se antoja disfraz o emboscada después de haber pactado con Vox en casi 140 municipios.

El candidato del PP a la Presidencia de la Generalitat, Carlos Mazón, mantiene su tercera reunión con los grupos parlamentarios sobre su investidura /
Valencia es la verdad desnuda. El traje de faena, la poda de derechos y la hermandad con la ultraderecha. Barcelona es la mascarada, el traje de las apariencias, ideal para sostener el cóctel y declararse constitucionalista. Algo más de 300 kilómetros separan las dos ciudades, en ambas ha sido relevante el PP. La primera muestra sin engaños lo que gobernará en España si el votante de izquierdas no se moviliza el 23-J. La segunda permite el relato exculpatorio: todo por la patria.
El pacto en la Comunidad Valenciana no es el primero entre el PP y Vox, pero es el más descarado. Sin ambages ni disimulos. Con caricaturas icónicas -y lacerantes- como la del torero ungido como ‘conseller’ de Cultura.
“La violencia machista no existe”, ha afirmado José María Llanos, el diputado de Vox que ya se perfila como presidente del Parlamento valenciano. Con una frase, niega la existencia de una violencia secular, estructural y específica contra la mujer. ¿Tan importantes son las palabras? Lo son. Porque niega a las víctimas la razón de su muerte o agresión. Porque es la excusa para desmontar los instrumentos de prevención, combate y protección (desde la educación a la red policial, judicial, política y social que ha animado a la denuncia). Y porque, al fin, promueve una concepción ideológica que busca un retroceso en los derechos de la mujer.
Noticias relacionadasNo es casual que Vox hable de apoyar a las familias numerosas y se olvide de las monoparentales, en su mayoría formadas por madre e hijos, con un 54% de hogares en riesgo de pobreza. No es casual que Vox hable de retirar el apoyo a los migrantes, señalándolos como parásitos. Es el único modo de convencer a las clases más desfavorecidas para votar a un partido que solo les perjudicará: lo opuesto a la integración de los migrantes no es su desaparición, es la marginalidad, con todo lo nocivo que conlleva. Tampoco es casual la elección del extorero, la cultura es el último refugio frente a la oscuridad.
En Barcelona, el apoyo a Jaume Collboni permite al PP vestirse de constitucionalista. Pero el ropaje se antoja disfraz o emboscada después de haber pactado con Vox en casi 140 municipios. Para el PSC, el gobierno en solitario parece inabordable, pero el calendario juega a su favor. Después del 23-J, pueden surgir alianzas. Mención especial para Xavier Trias: comprensible su enfado, inaceptable su extemporáneo “que els bombin”. Su regañina prepotente a los Comuns hizo asomar la cara B de lo que la burguesía considera como “un señor de Barcelona”. Porque señores, y señoras, somos todos.
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