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PPoli bueno, PPoli malo

Lo que contará es hasta qué punto los otros partidos tibios con la defensa de los derechos lingüísticos de los valencianos, esos progresistas que los toleraban como un estorbo menor, querrán reaccionar o si ya les estará bien

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Flores y Mazón, en la primera reunión entre PP y Vox.

Flores y Mazón, en la primera reunión entre PP y Vox.

Ni líneas rojas ni cordones sanitarios. Con un par (de reuniones), PP y Vox se pusieron de acuerdo para apuntalar la legislatura ultraconservadora en la Comunitat Valenciana. Las prebendas que sacrifica el PP no son menores, simbólicamente: la presidencia del Parlament y tres 'conselleries', entre ellas la de Cultura, que será para el extorero Vicente Barrera. He aquí una decisión típica de falsas democracias como las de Donald Trump o Bolsonaro: entregar la cultura, siempre tan maltratada, para que los ignorantes jueguen y la destrocen del todo. Al fin y al cabo les conviene más una sociedad idiota que ilustrada. Los primeros intentos en la prensa para situar al torero Barrera en este contexto político son entrañables: cuentan que sus padres le "obligaron a estudiar" y que "prácticamente acabó la carrera de Derecho".

Pero Barrera será sólo uno de los brazos ejecutores, la estocada final. Desde el principio, el futuro presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ya ha esbozado las líneas de su Gobierno que más le interesan: eliminar la Oficina de Derechos Lingüísticos, derogar las normas sobre la memoria histórica, intervenir sobre el modelo televisivo de À Punt, redefinir los términos contra la violencia machista. El anuncio sobre la derogación de los derechos lingüísticos, por otra parte, es también una forma de irritar al catalanismo y el independentismo, política de hooligan que busca la confrontación. Ahora muchos nos indignaremos y nos manifestaremos por reivindicar derechos que ha costado mucho conseguir, y en el fondo es lo que esperan, es el riesgo que están dispuestos a correr PP y Vox. Todo eso ya lo sabemos. Lo que contará es hasta qué punto los otros partidos tibios con la defensa de los derechos lingüísticos de los valencianos, esos progresistas que los toleraban como un estorbo menor, querrán reaccionar o si ya les estará bien que otro haga el trabajo sucio. De fondo, mayor simbolismo de abusón que permitirá al PP hacer de poli bueno que alimenta los ímpetus violentos del poli malo, Vox. Aunque en realidad aquí no hay poli bueno: el dúo es poli malo, poli peor.