Un pacto sin amor
El ánimo con el que se han desarrollado las conversaciones entre Yolanda Díaz y la dirección de Podemos ha sido más despiadado de lo que se podía esperar
Rosa Paz
Periodista. Comité editorial de EL PERIÓDICO
Con el acuerdo 'in extremis' de Podemos para integrarse en la plataforma Sumar, el partido morado transmite más la imagen de ir camino del degolladero que a una confluencia ilusionante de las izquierdas bajo el manto protector de Yolanda Díaz. De hecho, el desastroso resultado del 28M, que dejó a Podemos sin representación en los parlamentos valenciano y madrileño, ni en los ayuntamientos de sus capitales, ya certificó su declive.
No era extraño, por tanto, que los otros grupos con los que debía confluir en Sumar, la mayoría escisiones del primigenio núcleo irradiador (sic), no se lo fueran a poner fácil. Ya se dijo que Díaz, nominada hace dos años como sucesora por el entonces líder morado, Pablo Iglesias, quería esperar a las elecciones locales para confirmar si el poder podemita era tan menguante como se vislumbraba, para tratar después de negociar desde posiciones de fuerza.
Montero, la clave
El ánimo con el que se han desarrollado las conversaciones entre la vicepresidenta segunda y la dirección de Podemos ha sido, sin embargo, más despiadado de lo que se podía esperar. Iglesias denunció el lunes que Más Madrid, Compromís y los Comuns vetaban a los candidatos morados o los intentaban relegar de los puestos de salida, al igual que vetan a la ministra Irene Montero, colideresa de facto del partido, y a la que todos defendieron de los ataques de la derecha —acusando incluso al PSOE de perseguirla—, pero a la que no quieren en las listas electorales. Incluso Ione Belarra acusó este viernes a Yolanda Díaz, hasta ahora intocable, de ser ella la autora intelectual de la proscripción a Montero. La inclusión o no de la titular de Igualdad será clave para conocer la correlación de fuerzas.
Teniendo en cuenta que Díaz es el cartel electoral que aglutina a una docena de fuerzas, entre las que se encuentra —al menos de momento— Podemos, y que esa coalición busca movilizar a los votantes de la izquierda del PSOE, tendrán que esforzarse mucho para zanjar las peleas y demostrar que comparten un proyecto esperanzador y viable, que sume en un futuro gobierno.
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