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Leo Messi ficha por el Inter de Miami: Beckham, alfa y omega de Laporta

Messi, durante el encuentro con 'Sport'

Messi, durante el encuentro con 'Sport' / Valentí Enrich

La historia se repite y, como establece el pensamiento oriental, es cíclica. Joan Laporta ganó sus primeras elecciones gracias, entre otras cosas, al anuncio del fichaje de una de las grandes estrellas de aquel tiempo, David Beckham, a la sazón emparejado con una 'celebrity' del momento, Victoria Adams, una Spice Girls. Para que lo entiendan los 'millenials' y siguientes generaciones, es como si hubiera prometido la llegada de Mbappé y este estuviera emparejado con Beyoncé. Lo tenía todo para vender camisetas, ganar títulos y volver loca a la afición en aquellos años. Pero Beckham nunca llegó a venir al Barça.

Sandro Rosell sacó del apuro a la nueva directiva trayendo a un joven brasileño que tenía contrato con Nike, Ronaldinho, aunque aquella temporada la salvó uno de esos obreros del fútbol tipo Sergio Busquets, el mediocampista Edgar Davids. La temporada siguiente el Barça ganó la Liga y a la siguiente la Champions. Nadie, quizás con la excepción de Rosell para exigirle que le reconociera el mérito, le recordó jamás a Laporta el episodio de Beckham, que respondía al viejo estilo de Núñez y de Gaspart con sus tretas para esconder los fracasos con promesas de fichajes.

El diario Sport, perteneciente al grupo Prensa Ibérica como EL PERIODICO, publica una entrevista con Leo Messi en la que ratifica que se marcha a jugar a Miami y que no ha tenido del Barça ninguna oferta sino meras propuestas informales. Laporta y sus altavoces llevan semanas alimentando la ficción de que el astro argentino podía regresar a Barcelona este verano. Incluso han llegado a especular con la quimera de que los saudís lo ficharían y lo cederían. Emilio Pérez de Rozas es prácticamente el único periodista que ha dicho que eso no iba a pasar. Pero Laporta lo ha vuelto a hacer. La eliminación de la Champions, la victoria en la Liga del 1-0, la salida de los socios del Camp Nou durante un año, la vergonzosa cadena de despidos encubiertos no han tenido las portadas que se merecían porque estaban ocupadas por la fantasía del regreso de Messi, una posibilidad del todo irracional si uno mira las cuentas del club y los dictámenes de La Liga.

El ocaso de Laporta se parece tanto al de Núñez que hay que empezar a decirle mañana, tarde y noche que "al soci no se'l pot enganyar". La situación social del Barça es tan dramática que ni siquiera hay una alternativa a la directiva actual, da la impresión de que nadie se quiere hacer cargo de un club en bancarrota (eso sí que es verdad porque el carácter pusilánime de Bartomeu abocó a unos salarios fuera de mercado), sin estadio, sin proyecto deportivo y sin estrella en el terreno de juego.

Laporta es un comercial excepcional, de los que pueden vender una nevera a un esquimal, pero en esta segunda etapa en el Barça no tiene ni a Rosell ni a Soriano para fabricarle realidades que sustituyan a sus ensoñaciones. La gran paradoja es que el artífice de la llegada de Messi a Miami es... David Beckham. Si Guardiola gana el sábado su triplete británico se convertirá definitivamente en el antagonista de Laporta como Cruyff lo fue de Núñez. Al tiempo.

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