APUNTE

¿Está reflotando la nave azulgrana?

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El plan B del Barça para hacerse con Messi: que fiche por el Inter de Miami y se lo ceda

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Albert Guasch

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«La redonda se murió». Con este impostado dramatismo, extraído seguramente de algún histriónico tiktoker, saludó ayer de buena mañana a quien esto escribe un muchacho que últimamente no para de hablar de Messi. Él y sus amigos habían convertido el nombre del argentino en un grito bullanguero que atronar por los pasillos del colegio. Messi en el Camp Nou, Messi en Montjuïc, Messi en los colegios… Y, de repente, el globo hizo bum. Messi, por razones más que comprensibles, se retira del fútbol para pasarse al soccer.  

El retorno del rosarino fue una ensoñación que caló socialmente. Todo un éxito del palco. Uno se alinea con quienes creían que deportivamente no tenía sentido. Pero queda claro que es una mirada aguafiestas, de viejuno, lejos del entusiasmo juvenil rampante. Si acaso, si de algo ha servido la fallida operación es para poner al descubierto los frágiles avances en la gestión económica del Barça. Aquello tan repetido por Laporta de que la junta que preside ha conseguido reflotar la nave azulgrana no se ve en lo esencial, que es en la inscripción de los futbolistas que se fichan. Debería ser lo mínimo, ¿no?

Pasan los años, el maligno Bartomeu se va empequeñeciendo en el recuerdo, y Laporta y sus magos del Excel no logran rebajar la masa salarial, tan alta como al aterrizar. Lo dijo Gerard Piqué con indisimulado resquemor pero con conocimientos de números: ¿cómo puede ser que pese a las salidas de aquellos futbolistas enriquecidos hasta más allá del exceso por la anterior presidencia, el Barça aún hoy no pueda inscribir, no ya a Messi, sino a cualquier tuercebotas de Segunda que cobre más de dos pesetas? 

Al club azulgrana le aplasta la deuda, la financiación del Espai Barça es confusa y monstruosamente alta, y Xavi, ya legitimado como entrenador, va pidiendo refuerzos para robustecer un proyecto prometedor. Así que lo fundamental en estos momentos, desaparecida la distracción de Messi, es saber de qué manera logrará la dirección deportiva abrir hueco para colmar las necesidades tácticas del técnico. No se le vaya a morir la redonda al equipo ahora.

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