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¿Qué ha pasado en Catalunya? (1)

El PSC de Salvador Illa ha vuelto a ganar las elecciones y Xavier Trias, con apoyo ‘táctico’ de Puigdemont, ha dado la campanada al vencer en Barcelona

Salvador Illa en el PSC

Salvador Illa en el PSC / FERRAN NADEU

Joan Tapia

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El resultado español ha sido tan traumático -ha forzado a Sánchez a anticipar las legislativas- que lo sucedido en las municipales catalanas ha pasado a un segundo lugar. Sin embargo, lo de Catalunya ha sido relevante por varios motivos. Nos centraremos hoy en tres.

Uno. En Catalunya ha votado el 55,5% frente al 64,8% de hace cuatro años y el 63,9% de media española. ¿Indica que en Catalunya había menos interés que en 2019 y que en el resto de España? Sí, pero quizás no es desinterés sino una menor tensión. Estas elecciones eran vistas aquí como menos dramáticas y fuera cual fuera el resultado nada fundamental parecía estar en juego. Por el contrario, en el resto de España hemos visto una agresiva batalla entre el Progresismo y el Orden (ambos con mayúscula). ¿Más tensión, más participación? 

La participación ha sido ocho puntos menor en Catalunya que en España. No indica tanto desinterés como una menor tensión. Aquí cualquier resultado previsible no era visto como terrible

Un éxito de los indultos y la política de diálogo es que ha desinflamado Catalunya, el independentismo ha perdido 'mordiente' (también por su guerra interna) y, como consecuencia, parte de los independentistas, y de los “españolistas”, no se han sentido obligados a acudir a las urnas para frenar al enemigo. La contrapartida es que quizás la desinflamación catalana -no siempre bien explicada- pueda haber fomentado la polarización y la inflamación en otras partes de España.

Dos. La fuerte victoria del PSC de Salvador Illa tras la operación salvamento (con crujir de dientes) de Miquel Iceta. El PSC ya ganó con el 23% las elecciones al Parlament de 2021, pero entonces su ventaja sobre ERC (el segundo partido) fue solo de 1,7 puntos. Ahora ha tenido un voto algo superior (23,7%), pero su ventaja sobre Junts, el segundo partido, ha subido a 4,5 puntos. Y respecto a ERC la distancia es de 5,7. Este resultado se consolida en el área metropolitana (L'Hospitalet de Núria Marín, la segunda ciudad catalana), la mayoría absoluta de Marta Farrés en Sabadell y de Núria Parlon en Santa Coloma de Gramenet pese al desembarco de Gabriel Rufián, el portavoz parlamentario de ERC. Y encima el PSC parece que recuperará las alcaldías de Tarragona y Lleida que la última legislatura fueron de ERC y Sílvia Paneque ha logrado lo increíble, ser la primera en Girona.

La amargura del PSC es no haber ganado en Barcelona. Jaume Collboni ha subido dos concejales con una buena campaña, pero no ha podido con la avalancha Trias. El punto negro, el gran fracaso, es Badalona, donde el PP de Albiol obtiene la mayoría absoluta porque ha trabajado más la conflictiva tercera ciudad de Catalunya que sus últimos alcaldes. ¿Un Balmón en Badalona habría cambiado las cosas?

Tres. La avalancha Trias que, contra todo pronóstico, ha ganado las elecciones de Barcelona pasando de 5 a 11 concejales. ¿Es solo un éxito personal debido a que Trias, político de imagen conciliadora, ha sabido atraer el voto de rechazo a Colau? Quizás, pero también hay un intento de rehacer un operativo centro catalanista (proindependentista) del que hay nostalgia en las clases medias catalanas. Es una victoria de Trias, pero también de su discreta conjunción con Puigdemont. Ambos se conocen bien (fueron alcaldes al mismo tiempo de Girona y Barcelona) y se tienen confianza. Puigdemont sabe que Trias no piensa lo mismo que él, pero que no le traicionará y quería un éxito en la capital catalana para poder incidir más en España. Trias ansiaba la revancha de la derrota ante Colau de 2015, pero precisaba que Puigdemont neutralizara a los 'excitados' de Junts que habrían exigido banderas que le hubieran llevado al fracaso. Y Puigdemont, con Jordi Turull en el centro de operaciones, ha cumplido.

Ahora Junts, que ha logrado superar a ERC no solo en Barcelona sino en el conjunto de Catalunya, intentará volver a hacerlo en las legislativas del 23J para ser imprescindible en las negociaciones poselectorales. ¿Podrá? Trias dijo el domingo al 'Ara': “CDC està morta”. Pero la corriente entre dos ejemplares tan peculiares como Trias y Puigdemont recuerda algo de la antigua magia de CDC en la que convivían gentes de muchas tonalidades. Habrá que ver.

Queda por analizar por qué ERC ha quedado tercera pese a la presidencia de Aragonès. El PP ha doblado su porcentaje de voto y Vox ha pasado de 3 a 124 concejales. Toca dejarlo para un próximo artículo.

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