La vivienda industrializada, una alternativa para combatir el déficit habitacional en España y Chile

Chile es un país en el que, lamentablemente y cada cierto tiempo, enfrentamos diversas catástrofes naturales y antrópicas, dadas sobre todo por la diversidad de nuestra geografía, lo que actualmente se ve incrementado por los efectos del cambio climático. El aspecto humano es el primero que debemos considerar desde el Estado ante una catástrofe, empatizando con el dolor de quienes sufren y situándonos desde allí para pensar en las acciones posteriores. Esto nos impone el doble desafío de actuar conjugando una dosis exacta de humanidad y de herramientas técnicas. Luego viene todo lo demás, comenzando por el desafío de la celeridad en la reacción y la proactividad de los planes de reconstrucción, recogiendo lo aprendido y avanzando en nuevas estrategias que permitan enfrentar estas emergencias, ya que siempre habrá una característica particular que nos obligue a innovar.

Un ejemplo de este aprendizaje ha sido el abordaje de la reconstrucción de Viña del Mar tras el incendio que afectó a dicha ciudad en diciembre de 2022. Pero la emergencia habitacional no se da exclusivamente por catástrofes naturales. La consideración de la vivienda como un bien de inversión por encima de su función social y de garantía de derechos causa estragos en todos los países. En este sentido, para hacer frente a este conflicto, tanto Chile como España se encuentran desarrollando políticas públicas para incrementar o incentivar la generación de parques de vivienda social y asequible al alcance de la población más vulnerable.

Para corregir dicho déficit habitacional de vivienda asequible, la vivienda industrializada es uno de los ejes innovadores de nuestro Plan de Emergencia Habitacional, aunque no es una experiencia nueva. Durante el gobierno de Salvador Allende y, específicamente, tras el terremoto de 1971, ya se desarrollaron numerosos proyectos de vivienda industrializada. Hoy, más de 50 años después de aquella iniciativa, la industrialización es una de las alternativas para mejorar la productividad en el sector de la construcción. La industrialización de la vivienda es una alternativa más rápida, sustentable y menos contaminante que la forma tradicional, lo que en ningún caso va en desmedro de la calidad de la construcción y, de hecho, plantea mayores exigencias tecnológicas para el sector.

Iniciativas parecidas se están promoviendo también en Barcelona, ciudad con la que hemos compartido además experiencias en materia de vivienda cooperativa. En un contexto de emergencia habitacional, en el Ministerio de Vivienda y Urbanismo sabemos que, además de las viviendas, tenemos el deber y el compromiso de impulsar intervenciones integrales que consideran lo urbano y lo socio-comunitario y, por cierto, con un enfoque de prevención de riesgo de desastres. Finalmente, para que esta gestión sea exitosa debe incorporar a todos los actores de la sociedad, siendo especialmente relevante la cooperación público-privada, considerando a la sociedad civil, empresas, oenegés y distintas instituciones públicas. Esta colaboración es trascendental para recoger la riqueza y la diversidad de las comunidades que habitan a lo largo y ancho del país, mejorando su calidad de vida. Mientras España acaba de aprobar su primera ley de vivienda en democracia, Chile empieza a construir un nuevo enfoque para facilitar el acceso a la vivienda, en el contexto del debate que podría culminar en el mediano plazo con el reconocimiento del derecho a la vivienda en la nueva Constitución. Dos modelos emergentes que comparten no solo retos, sino también aprendizajes