Encuesta GESOP

Sánchez, Feijóo y la España real

Madrid. 25.04.2023. Cara a cara en el Senado de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y Alberto Núñez Feijóo, Partido Popular. Yolanda Díaz y Pedro Sánchez hablan durante la intervención de Feijóo.

Madrid. 25.04.2023. Cara a cara en el Senado de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y Alberto Núñez Feijóo, Partido Popular. Yolanda Díaz y Pedro Sánchez hablan durante la intervención de Feijóo. / José Luis Roca

Andreu Claret

Andreu Claret

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Alberto Núñez Feijóo ganó las elecciones del 28 de mayo transformándolas en plebiscitarias y afrontándolas con un lema tan populista como eficaz: ‘Sánchez o España’. Pedro Sánchez las perdió entrando al trapo del plebiscito y defendiendo el Estado del bienestar. Lo primero cabe en un tuit. Lo segundo necesita de un largo hilo para argumentar. La suerte estaba echada, y se impone la idea de que lo vuelve a estar en puertas de las legislativas del 23 de julio. Como si la ola populista y retrógrada que recorre media Europa fuera imparable. Es lo que piensan muchos españoles, si atendemos a las paradojas de la encuesta que publica hoy EL PERIÓDICO. Mientras un 32,8% apoya un Gobierno basado en una alianza de las izquierdas, y solo el 22,7% respalda un Ejecutivo integrado por el Partido Popular y Vox, la estimación de voto y escaños da mayoría, relativa pero holgada, al bloque de derechas.

Para sacar partido de las escasas posibilidades que aún tiene, el PSOE debería darle la vuelta al grito patriótico acuñado por Isabel Díaz Ayuso: ‘Sánchez o España’, tras haber demonizado a Sánchez. En otras circunstancias, lo acertado sería buscar otro candidato a la presidencia, pero ni la premura de la convocatoria ni las encuestas lo aconsejan. Sánchez sigue siendo un activo, pero no podrá basar su campaña en lo hecho y lo que queda por hacer. Si no hubiese desgranado su machacona lista de promesas electorales antes de las municipales podría hacer suyo aquel lema que Bill Clinton le echó en cara a George Bush: "Es la economía, estúpido". Este cartucho está gastado. Como lo está también el de intentar sacar partido de la presidencia europea.

Sánchez se equivocó cuando entró al trapo del plebiscito, el 28M, porque chafó los planes de muchos alcaldes y líderes autonómicos socialistas que podían exhibir balances de gestión ganadores. Ahora, ante el 23J, no tiene más remedio. Por mucho que Feijóo modere su mensaje, como hizo delante de los empresarios catalanes, la batalla electoral seguirá centrada en la amenaza que supone Sánchez para España, según la derecha política y mediática. Para la unidad de España, por sus acuerdos con Bildu y Esquerra Republicana, y para la cohesión de la sociedad española por su apoyo a polémicas propuestas de las ministras de Podemos. Quiera o no, Sánchez tendrá que afrontar dos batallas alejadas de la economía y el paro: la patriótica y la cultural. La primera ya ha empezado, tomando distancias de Bildu en Euskadi y Navarra. La segunda supone reconocer su error cuando cesó a Carmen Calvo de la vicepresidencia y se puso del lado del feminismo de confrontación. Tal y como está planteado el desafío del 23J, no le queda más remedio que deconstruir el lema de Feijóo. Hablar de aquello que la derecha ha colocado en la agenda electoral. Recuperar la vieja idea según la cual el PSOE es el partido que más se parece a la España real. Explicar que el país que defienden él y Yolanda Díaz es plural, y nada tiene que ver con la España mitificada de Ayuso o con las fantasías de Santiago Abascal. Un país que no está por la vuelta atrás, pero que tampoco está por sacudidas culturales que no casan con la inseguridad que atenaza las sociedades europeas.  

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