Quitarse la máscara
Los analistas dicen que los votos de Cs han ido a parar al PP y a Vox. Es cierto que la ultraderecha asusta, pero así sabremos mejor quiénes son los franquistas, racistas, homófobos y machistas
Jordi Puntí
Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.
Dudaba si hablar del final de 'Succession' o de Ciudadanos, pero 'Succession' está en boca de todos y en cambio el batacazo en las elecciones de Cs ha quedado medio silenciado. Primero por el éxito del PP y Vox, y después por el anuncio de elecciones de Pedro Sánchez. Ni el mutis de Inés Arrimadas ha logrado añadir unas gotas de sentimentalismo a la derrota. Aunque la debacle ya se intuía, en Barcelona la magnitud del seísmo ha sido dramática. La candidata Anna Grau obtuvo 7.366 votos, una miseria de mal digerir, pero bastaba ver el acto final de campaña en un bar musical de la calle Aribau: aquello era un karaoke donde nadie quiere salir a cantar.
Los analistas dicen que los votos de Ciudadanos han ido a parar al PP y a Vox. Es cierto que la ultraderecha asusta, pero así sabremos mejor quiénes son los franquistas, racistas, homófobos y machistas. Con Vox se han quitado la máscara y ya no pueden esconderse detrás de PP o Cs. Ahora será más fácil aislarlos, saber qué los define, y cuando un partido pacte con ellos (como ya está haciendo el PP en el Parlamento europeo) deberá asumir la vergüenza ajena de sus votantes y de la Europa democrática.
Mentes preclaras
También será curioso ver dónde encuentran refugio las voces de prestigio de Ciudadanos, esos fundadores que se llenaban la boca de liberalismo. Arcadi Espada, por ejemplo, que en 2021 pidió en un manifiesto la muerte del Cs, poco antes de la cita electoral decía que el partido había resucitado y él lo votaría. Félix de Azúa escribía que el destino de Barcelona era incierto y todavía lo será “durante cinco o diez años más, hasta que vuelva el sentido común y seguramente Ciudadanos”. Y Xavier Pericay se preguntaba qué elegirán los antiguos votantes de Cs en las próximas elecciones de julio y pronosticaba que votarán al Partido Popular, “lo que, en estos momentos, no es una mala noticia. Al contrario”, decía. Mentes preclaras. Entretanto, en medio de este sálvese quien pueda, yo aún espero que Anna Grau salga y cuente (en catalán) que lo suyo era una jugada periodística y se infiltró en Ciudadanos para hacer un retrato desde dentro. Lo leería con interés.
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