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Alexia Putellas y todas las que forman ese equipo de ensueño mostrarán en Eindhoven que el mundo se puede hacer, pensar y jugar a su manera

La capitana del Barça femenino, Alexia Putellas, levanta el trofeo del título de liga junto a sus compañeras de equipo al imponerse en el estadio Johan Cruyff al Real Madrid por 5 goles a 0.

La capitana del Barça femenino, Alexia Putellas, levanta el trofeo del título de liga junto a sus compañeras de equipo al imponerse en el estadio Johan Cruyff al Real Madrid por 5 goles a 0. / JORDI COTRINA

Agnès Marquès

Agnès Marquès

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El único álbum de cromos que recuerdo haber acabado es el del Mundial de fútbol de Italia del 90. Maradona, Van Basten, Matthaus, la melenaza de Ruud Gullit, Salinas. Tenía 10 años y estábamos todo el día con el "tengui, falti". Al final conseguí completarlo y lo guardé con orgullo durante muchos años. El porqué no lo sé, pero mi memoria conserva ese orgullo de tarea completada y muchas de las caras de los jugadores. Y el celo de vigilar mis cromos durante el patio para que nadie me hiciera un cambiazo a la baja.

Ese recuerdo ha pasado a ser un nuevo cordón umbilical con mi hija: "Mamá, en el cole las niñas juegan a 'cromos de caras'". "Mamá, quiero esos cromos". "Mamá, una niña me ha regalado algunos cromos". Y al final: "Mamá, ¡mira!, los abuelos me han comprado esos cromos!", mientras los abre en abanico con la cara iluminada y yo viajo a mis 10 años. En sus manos, sin embargo, los cromos son de chicas con las camisetas de sus equipos. Futbolistas en formato pegatina que ha empezado a pegar en el álbum de la Liga F que le compré al día siguiente y que ya la ha convertido en futbolera oficial del fútbol femenino porque, además, ha tenido la suerte poco frecuente de que ya le haya salido el cromo de los cromos, el de Alexia Putellas. "Pégalo ya, no vayas a perderlo". "Pero mami, yo quiero llevarlo al cole para enseñarlo". "Tú pégalo, no vayas a perderlo", insisto desde mis 10 años resabiados, a mis 43.

Alexia y todas las que forman ese equipo de ensueño este sábado se juegan la Champions en Eindhoven, un espejo en el que se mirarán tantas niñas y en el que aprenderán de manera natural que el mundo se puede hacer, pensar y jugar a su manera, a la manera 'F' de femenino, no a trompicones, como nos ha tocado a nosotras. Y lo mejor es que mientras creemos que algo está empezando a cambiar, para estas niñas ya ha cambiado, para ellas esa realidad ya es porque no habrán conocido otra cosa: tienen cada vez más referentes femeninos en ámbitos diferentes, tantos que allí donde no los tengan van a resultar sitios extraños. Hoy toca ver el vaso medio lleno.

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