Ágora

¿Qué pasó en nuestras escuelas?

A partir de les denuncias de violencia sexual y vejaciones por parte de un educador en la Escola Barcelona a lo largo de 20 años, y la falta de reparación y acompañamiento a estas supervivientes, la Sindicatura de Greuges considera de especial importancia ofrecer un mecanismo para defender sus derechos y reparar el daño sufrido por ellas

BARCELONA 17/05/ 2001 AULA DE SEGUNDO EN UNA ESCUELA PUBLICA DEL ENSANCHE FOTO ALBERT BERTRAN NEG 222682 SOCIEDAD EDUCACION CENTROS DE ENSENYANZA CLASE PUPITRES PIZARRA

BARCELONA 17/05/ 2001 AULA DE SEGUNDO EN UNA ESCUELA PUBLICA DEL ENSANCHE FOTO ALBERT BERTRAN NEG 222682 SOCIEDAD EDUCACION CENTROS DE ENSENYANZA CLASE PUPITRES PIZARRA / Albert Bertran

Vicki Bernadet / David Bondia

Vicki Bernadet / David Bondia

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Un niño o niña de cada cinco sufre abusos y agresiones sexuales. Y, de estos, entre el 80% y el 85% se cometen en ese ámbito que todo el mundo niega: la familia y el entorno de confianza. Esto quiere decir familia nuclear, familia extensa y todo el entorno de confianza del niño o la niña: escuelas y actividades extraescolares, entre otros.

Gran parte de nuestra sociedad asiste escandalizada a la revelación de estos casos pero, desgraciadamente, son comportamientos muy arraigados en la sociedad. Esto nos tiene que llevar a reflexionar sobre la responsabilidad invisible de una sociedad que ha abandonado a miles de niños y adolescentes en un infierno cotidiano que no se denunciaba, en un túnel de silencio de décadas que han sufrido solos.

El 90% de los casos de abusos sexuales afloran en la edad adulta, los niños no se atreven a hablar. Los estudios demuestran que, cuando sufres abusos sexuales en la infancia, si no lo has podido decir, nadie lo ha detectado y nadie te ha ayudado, estás en situación de vulnerabilidad y se pueden producir episodios acumulativos de violencia hasta la edad adulta. Las revelaciones se acostumbran a hacer entre la veintena y la cuarentena. Posiblemente, han pasado muchos años, pero las personas supervivientes no olvidan y llega el día en que se atreven a hablar y acusar. Las personas no lo explican cuando quieren, sino cuando pueden. Entonces se encuentran con un muro de incomprensión, encubrimiento e impunidad.

Impunidad dado que junto a la humillación vejatoria de los hechos se une el silencio levantado alrededor del perpetrador. Una vez dado el paso, muchas veces son casos que ya han prescrito, generando un gran sentimiento de impotencia. Junto al desamparo de las supervivientes, en muchas ocasiones nos encontramos con la reiterada actitud obstruccionista de las instituciones para investigar los hechos. El silencio cómplice de las instituciones que encubren, que no dan acompañamiento institucional a las supervivientes; instituciones que prefieren callar antes de que visibilizar el problema, escuchar y asumir responsabilidades.

Aunque sean casos prescritos, empieza a ser momento de levantar las alfombras. Pero no podemos dejar de nuevo solas a las supervivientes. Una vez roto el silencio hay que crear medidas para que se sientan protegidas y que no teman represalias ni que su caso se abandone.

Ante esta realidad, hacen falta iniciativas como la de la Sindicatura de Greuges de Barcelona, que ha creado una Comisión de reparación para supervivientes de violencia sexual en las escuelas de Barcelona. A partir de las denuncias de violencia sexual y vejaciones por parte de un educador en la Escola Barcelona a lo largo de 20 años, y la falta de reparación y acompañamiento a estas supervivientes, la Sindicatura encuentra de especial importancia ofrecer un mecanismo para defender sus derechos y reparar el daño sufrido por ellas. Para que las supervivientes de acoso o agresiones sexuales encuentren en nuestra institución un mecanismo más de defensa de sus derechos, y vean garantizada la atención y tratamiento que la ley establece, así como los procesos de reparación del daño a los cuales tienen derecho. Los objetivos de esta comisión son proporcionar un espacio institucional de escucha activa a las personas supervivientes, impulsar la celebración de un acto de reparación y nutrir una reflexión sobre cómo mejorar la prevención de esta lacra.

Los delitos pueden prescribir, pero las secuelas no. Si queremos justicia, reparación y garantías de no repetición, es hora de empezar a saber qué pasó en muchas de nuestras escuelas y evaluar las consecuencias de aquellos hechos. Si bien no podemos volver atrás y cambiar el inicio, sí que podemos empezar donde estamos y cambiar el final.