Elecciones municipales

En Catalunya ha vuelto a amanecer

Aliança Catalana no oculta su xenofobia ni su ideología ultra. Como debe ser

Silvia Orriols

Silvia Orriols / Aliança Catalana

Albert Soler

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El auténtico independentismo ha salido a la luz en Ripoll, dónde si no, la cuna de Catalunya. Ya estaba bien de disimular, ya estaba bien de paños calientes, de sí pero no, de revoluciones de sonrisas y de vamos a separarnos como un matrimonio civilizado. Aliança Catalana no oculta su xenofobia ni su ideología ultra. Como debe ser. El Vivales estuvo bien para pasar el rato mientras llegaban los de verdad, pero ahora que ya ni en Girona pinta nada JuntsxDesaparecer (o como se llamen hoy), asoma la nariz en Ripoll Sílvia Orriols. Las cartas boca arriba. Y brazos arriba también.

Y eso que en Girona, mi ciudad, la candidata de JuntsxFolclore (o como se llamen hoy), Gemma Geis, lanzó propuestas tan golosas como recuperar los Pastorets por Navidad y mandar una carta a cada recién nacido explicándole qué es el Tarlà (un monigote pinchado en un palo, ya se lo digo yo, ahórrense buscar en internet). Eso, en materia de cultura y para envidia de urbes punteras como París, Londres y Nueva York, que ni siquiera tienen un pesebre viviente. Por lo que respecta a la política en sí, a las cosas serias de verdad, a lo que preocupa a los ciudadanos, su propuesta estrella fue que Girona continuara siendo la “capital emocional del independentismo”. Emocional. Como lo oyen. Tan a pecho se han tomado los votantes esta audaz idea que la han votado emocionalmente, es decir, solo de pensamiento. El batacazo se veía venir pero, para asegurarlo, Geis se cuidó de que en su campaña participase en vídeo el Vivales, a estas alturas de la película un apestado del que huye cualquiera que pretenda tener futuro político. Miren a Trias en Barcelona, a quien no le ha faltado más que escupir sobre un lacito amarillo para acabar de escenificar su desvinculación de JuntsxDisimulando, o como se llamen hoy.

Ideología excluyente

Ripoll sí que es la capital emocional de la republiqueta. No quiero decir con ello que el Vivales no tenga también una ideología excluyente y ultra. Claro que la tiene, no vamos a quitarle méritos, pero ha cometido el error de disimularla de puertas afuera. A los lacistas que todavía quedan se les gana desde la honradez, manifestando sin tapujos nuestro odio a los no catalanes y a los inmigrantes que han venido a colonizarnos y blablablá. El Vivales pertenece a una generación anterior, olvidada ya. Hoy lo que se lleva es Aliança Catalana que, aunque tenga nombre de compañía de seguros, ha de darnos muchas alegrías. Muchas risas, me refiero.

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