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¡A votar!

Algunos irán con la cola entre las piernas y a la espera de que salga el menos malo de los resultados, que para cada cual será distinto

Ciudadanos votando en un colegio electoral de Gràcia

Ciudadanos votando en un colegio electoral de Gràcia / Joan Cortadellas

Carles Sans

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Se acerca el día de votar en las municipales, única opción que tiene el ciudadano de que su opinión sea tenida en cuenta, o mejor habría que decir que es el único momento en que el peso de un voto es tenido en consideración por el sistema. Uno vota con la esperanza de que muchos hagan lo mismo y voten por su candidato elegido. Porque lo peor de las elecciones es que sabes que un político con pocas posibilidades, por muy de acuerdo que estés con lo que piensa, si su número de seguidores es escaso, lo normal es que acabe sin representación posible. En Barcelona el asunto está muy reñido. Y es en estos casos cuando debemos movilizarnos más que nunca.

Muchas personas con las que hablo irán a votar con el escepticismo propio de que su voto, al final, no sirva para construir el gobierno que desearía. Porque sabemos por experiencia que no todos los que ganan llegan a gobernar; en estos casos donde la disputa es tan ajustada, puede que el apoyo de un partido minoritario decida el gobierno municipal de los próximo cuatro años. A Valls me remito.

He visto casi todos los debates que se han televisado. Y hay una cosa común a todos: ningún político responde a las preguntas comprometidas a las que le somete su contrario. Cada vez que a Ada Colau se le preguntaba por los okupas, ella la esquivaba sin miramientos; cada vez que a Collboni se le reprendía por haber sido cómplice de la alcaldesa, este hacía oídos sordos; el día en que Trias preguntó a Sirera por qué su partido se había inventado que él tenía dinero en Suiza, el del PP hacía que no se enteraba. Cuando se culpaba a la Esquerra de Maragall del caos del 'procés', el candidato salía con otra cosa muy distinta, y cuando a Trias se le hablaba de Puigdemont, ponía cara de "no sé de quién me está usted hablando".

Ante tanto teatro e incertidumbre de resultados, algunos irán a votar con la cola entre las piernas y a la espera de que salga el menos malo de los resultados, que para cada cual será distinto, como tiene que ser.

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