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El legado de Marsé

Los papeles del escritor barcelonés están aún pendientes de destino

Archivo Juan Marsé

Archivo Juan Marsé / ZOWY VOETEN

El suplemento literario 'Abril' nos ha explicado esta semana la situación del archivo personal del escritor barcelonés Juan Marsé, fallecido hace tres años. En estos momentos está aún en pleno proceso de catalogación por parte de su hija, Berta Marsé, y otros colaboradores como el también escritor Emili Manzano. Originales de sus novelas, correspondencia con autores y editores, libretas personales, dibujos y recuerdos personales componen un fondo literario con un inmenso valor sentimental. Y que es también un elemento valioso del patrimonio cultural literario de la ciudad especialmente en tanto que esté consultable por parte de los estudiosos de la obra del novelista y del ecosistema de una capital editorial y literaria como Barcelona.

En estos momentos el destino final de este fondo no está definido, ni consta que se hayan dado aún pasos concretos para buscarle acomodo. Los antecedentes han tenido hasta ahora finales dispares. Desde la compra por parte del Ministerio de Cultura del archivo de la Agencia Literaria Carmen Balcells, el mantenimiento del archivo de la editorial Anagrama en Barcelona custodiado por la Fundación Feltrinelli, cuando parecía que iba a seguir ese mismo camino, la cesión del fondo del Círculo de Lectores a la Biblioteca Nacional o legados como el de Mercè Rodoreda al Institut d’Estudis Catalans o el de la editorial Plaza&Janés y el escritor Manuel Vázquez Montalbán a la Biblioteca de Catalunya. En este último caso, el acceso público a su fondo ha permitido identificar, por ejemplo, una novela inédita que será finalmente publicada

Los explícitos deseos del titular de los fondos tras una relación tensa con las administraciones, la voluntad de los legítimos herederos, las ofertas económicas por parte de la Administración del Estado o el simple desinterés han hecho que distintos archivos con valor patrimonial (el de la propia Balcells, en su día el del fotógrafo Centelles, o el Archivo Lafuente centrado en el 'underground' barcelonés de los 70) no se hayan quedado allí donde fueron creados

En algunos momentos se planteó la oportunidad de crear una institución que asumiera la conservación, consulta y fomento de trabajos de investigación sobre los archivos de escritores y editoriales barcelonesas. Aunque esta iniciativa no se haya hecho realidad, no faltan las entidades en disposición de darles el tratamiento adecuado. Ni los proyectos de futuro (la biblioteca central de Barcelona o la hasta ahora frustrada Casa de les Lletres en Poblenou).

La mayor disponibilidad presupuestaria por parte de la Administración central para abordar este tipo de operaciones no tiene por qué significar que su destino sea indefectiblemente una institución situada en la capital. Ni tampoco que todo deba acabar en una puja: en estos casos, la verdadera inversión exigible a la Administración es la necesaria (y no menor) para dar buen uso a los archivos que custodie. Pero sería una buena noticia que el recuerdo de un escritor cuya persona y obra es indisociable de la ciudad de Barcelona pueda encontrar aquí su acomodo. Sería un gesto, como lo fue también el bautizo con su nombre de la biblioteca municipal del Guinardó, que tendría mucho más valor que las medallas que su visión crítica de la realidad catalana hizo que ni le fueran ofrecidas ni hubiesen sido aceptadas.