Tribunales

Justicia de santoral

Un señor de mediana edad salió en la tele contando que le regaló a su novia un anillo de 42.000 euros, ella rompió y no se lo devolvió

Anillo 2 opinión

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Albert Soler

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Hace unas mañanas, tomaba el café en La Tahona y apareció en la tele un señor de mediana edad que le había regalado a su novia un anillo de compromiso de 42.000 euros, contando que esta rompió el compromiso y no le devolvió el anillo. La conexión era a la puerta de los juzgados, porque el novio, bueno, exnovio, había denunciado a su enamorada, bueno, exenamorada. No sé si me sorprendió más la existencia de anillos de 42.000 euros –a no ser que tengan poderes mágicos–, que haya alguien capaz de regalarlos, o que, una vez burlado, ese alguien acceda a salir en televisión dejando claro que es un pazguato. Y que encima lo denuncie, para mofa de letrados y magistrados, más de todos los familiares y amigotes que en ese momento miraban la tele. Yo me hubiera encerrado en casa y no lo habría contado ni al cura de mi parroquia.

Un respeto para ella

El tipo salía sonriente, como si lo suyo fuese motivo de alegría. Quizás lo era, quizás apareciendo en televisión como un bobo adinerado tendrá a la puerta de su casa cola de pretendientas. E incluso de pretendientes, yo mismo estoy por averiguar su dirección, a ver qué regalo me cae. Como en la tele no había volumen, seguí la noticia con los subtítulos que pone TVE, pero deduje que el hombre estaba cualquier cosa salvo enfadado. "La vida es así, a veces se gana y a veces se pierde", parecía decir su semblante. Salían también fotos de la novia, por supuesto mucho más joven, conduciendo un buen coche –a saber si también regalo del infortunado– con el anillo en el dedo y más alegre que unas castañuelas.

Cabe admitir que la chica no iba con este hombre por interés, pues a un tipo capaz de regalar un anillo de 42.000 euros no se le suelta. Si alguien es capaz de este dispendio antes de la boda, una vez casado le sacas hasta los dientes de oro. O sea, un respeto para la novia. Según deduje, el quid del caso reside en que, mientras él dice que la sortija fue un regalo de compromiso y que, roto este, aquel debe ser devuelto, la chica asegura que fue un regalo por su santo y que el anillo se queda en su dedo, donde además luce un montón. En esos casos, los jueces deberían dictar sentencia consultando más al santoral que al Aranzadi. Al santoral de ayer, precisamente, que era Santa Rita, patrona no de los imposibles, como se cree, sino de lo que se da no se quita.

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