Campaña electoral

¿Qué pinta ahora Bildu?

La agenda oculta de Ayuso con Bildu va esta vez más allá de Sánchez: persigue un gran resultado el 28M para, a continuación, ir a por Feijóo

Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso

Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso / JOSE LUIS ROCA

Ernest Folch

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¿Cómo puede ser que un partido que se presenta solo en Euskadi se haya convertido en el monotema de las elecciones municipales y autonómicas en el resto de España? ¿Qué narices pinta ETA como principal arma electoral de Isabel Díaz Ayuso en Madrid? La política española transita estos días por una pesadilla distópica, en la que la derecha extrema política y mediática se dirige a sus lectores, oyentes o votantes como si no hubiera pasado el tiempo. Oyendo a Ayuso decir que “ETA todavía está viva” y que hay que ilegalizar a Bildu, se crea la calculada confusión de que todavía hay atentados o de que simplemente no se disolvió ninguna banda terrorista.

Antes que nada hay que recordar lo fundamental: ETA se disolvió en 2011, cuando gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero, el PSOE fue tan víctima como el PP, y fue José María Aznar el primer presidente del Gobierno que entabló una negociación formal con los terroristas. Pero los hechos, en realidad, son lo de menos para la maquinaria mediática y política que ha introducido el debate impostado. La discusión estaba de hecho zanjada por Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) y hermana de Gregorio, asesinado por ETA, cuando dijo que “Ayuso nos falta al respeto al decir que ETA sigue viva, el PP solo quiere enfrentar a las víctimas”.

Consuelo Ordóñez ha tenido que salir para recordarnos la estrategia oculta del PP: resucitar a ETA para tapar las víctimas del franquismo. Porque, efectivamente, hay que extremar la sensibilidad con las víctimas, pero con todas: los que fueron asesinados por ETA y, también, los que fueron asesinados por el franquismo. Porque si hablamos de Bildu hablemos también del fundador de AP, precedente del PP, que fue ministro de Franco en gobiernos que firmaban sentencias de muerte, por ejemplo, la de Salvador Puig Antich. El PP esto lo sabe perfectamente, y por eso solo está a favor de la memoria histórica en el caso de Bildu: en el de Franco, corramos un tupido velo. Y es que el objetivo aparente de la sobreactuación con las listas de Bildu no es otro que el de siempre: echar del poder como sea y al precio que sea a Pedro Sánchez, la versión 2.0 del “Váyase, señor González” que inventó Aznar. Sin embargo, el histerismo con Bildu es esta vez tan impostado, chirría tanto en unas elecciones municipales, que va necesariamente más allá de la pulsión obsesiva antisanchista y de una mera táctica para ganar las elecciones.

Asaltar la dirección del PP

El entusiasmo con el que Ayuso quiere resucitar a ETA es la OPA final a Vox para lograr la mayoría absoluta, que ni siquiera es la meta final de esta loca carrera. Una victoria aplastante permitiría a Ayuso empoderarse sin límites y asaltar la dirección del PP, como ya hizo con Casado. Es decir, el teatrillo que la extrema derecha del PP ha montado con Bildu como convidado de piedra persigue en realidad el viejo sueño de desalojar al poder a todos los que se interponen en su camino, también a los de dentro. Colocar a ETA en medio del tablero puede parecer efectivamente un antigualla descabellada, pero, atención, porque tiene una agenda detrás. Que se lo pregunten a Feijóo. 

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