La hoguera

Dos ratas y un churro

En Murcia, ahora Podemos y Equo van separados, y concurren cada uno por su cuenta como sucursales del cisma nacional Podemos vs Sumar

Murcia

Murcia / Marcial Guillén

Juan Soto Ivars

Juan Soto Ivars

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Hay un vídeo mítico de internet que se ha hecho realidad en la campaña electoral murciana. En las vías del metro, dos ratas grises de pequeño tamaño pelean por un churro amarillo. Una tira para un lado, la otra para el otro. Una se lo lleva, la otra lo persigue. Todo esto, con música de fondo de Linkin Park. El vídeo se llama “Dos ratas peleando por un churro con música de fondo de Linkin Park” y lleva tres millones y medio de reproducciones en Youtube. Está en la Biblia de los memes. Es un perfecto exponente de esa clase de tontuna absurda por la que vale la pena chapotear en internet. No es espectacular, no es divertido, no es curioso. Simplemente cumple lo que promete. Se emplea para describir discusiones tremendamente épicas por nada. Pues bien: Podemos y Más Región rodaron el 'live action' en Murcia esta semana.

En Murcia, las cifras que dejaron las autonómicas de 2019 son las siguientes: PSOE: 17 escaños, PP 16, Ciudadanos 6, Vox 4, Podemos Equo 2. Pero, cómo no, ahora Podemos y Equo van separados, y concurren cada uno por su cuenta como sucursales del cisma nacional Podemos vs Sumar. De modo que ya tenemos a las dos ratas del vídeo, y faltaba el churro: lo ha sido el tiempo y la presencia en los debates electorales. Tras mucho tira y afloja y consultas a la Junta Electoral, se decidió que esos dos míseros escaños se materializarían en los debates televisados como sigue: en cada bloque temático, las dos candidatas se repartirían el tiempo. Ocuparía el atril María Marín, de Podemos, y luego se iría y lo ocuparía Helena Vidal, de Más Región. 

De esta forma (debió pensar alguien) se ahorraría a la ciudadanía murciana un debate entre las dos posturas aparentemente irreconciliables de una de las izquierdas más minorizadas de toda España, la murciana. Cada cual soltaría sus verdades como puños sin que la otra estuviera presente, y solo podrían debatir con el resto de los candidatos. Les estaban haciendo un favor a ambas, en realidad: al electorado a la izquierda del PSOE suele deprimirle que la “verdadera izquierda” haga cismas. Pero han demostrado ser capaces de cismarse hasta en las peores circunstancias.

Acabada la primera mitad del primer bloque, Marín se negó a ceder el atril a Vidal. Agarrada al churro con uñas y dientes, convirtieron el momento en la metáfora del enfrentamiento Podemos vs Díaz. Y se tuvo que suspender el debate. ¡Así se economiza un churro de poder!

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