Análisis
Las redes sociales, chivo expiatorio de las crisis bancarias

Oficinas del Silicon Valley Bank (SVB) en Santa Clara, California, (EEUU).
Los bancos que quiebran tienen ahora la excusa perfecta para limpiar su culpa y añadir enemigos inimputables a sus damnificados. Las declaraciones estos días en EEUU de los bancos que quebraron este año por fuga de depósitos van en esta línea. Buscan chivos expiatorios y los encuentran de manera fácil en las redes sociales, en correveidiles anónimos, como en el pasado pero multiplicados por mucho. En los corrillos de personas letradas se pregunta ahora habitualmente si los tipos de interés subirán, lo mucho que cuestan los préstamos, la elevada inflación o qué poco dinero dan los bancos por los depósitos. Las respuestas a futuro a esas cuestiones no pueden ser concluyentes. Ni los grandes gurús económicos son capaces de determinar con solvencia respuestas claras. El tópico siempre recuerda que los economistas son capaces de calcular cifras (generalmente aproximadas) y plazos o fechas, pero nunca vincular ambos elementos con precisión en la misma frase. La crisis bancaria de EEUU de este 2023, que algunos insisten en que ya ha sido apaciguada, tuvo su difuso inicio en las propias decisiones de la Reserva Federal y su lucha contra la inflación. La idea es que la fuerte y rápida subida de los tipos de interés causó una disociación entre el precio del dinero y la retribución de las cuentas por parte de los bancos. El fundamento práctico al que suele aludirse es que si los bancos no pagan a los clientes por el dinero que custodian, ese dinero tiende a desplazarse. En EEUU ese fenómeno suele ser más agudizado que en Europa.
Si en esa tendencia de tipos al alza cae el valor de los activos o su rentabilidad (bolsa, bonos o inversiones inmobiliarias) muchos bancos tienen que recapitalizarse. Hay que pensar que los bancos no tienen en liquidez más que una parte muy pequeña del dinero que han depositado los ahorradores. Si alguna llama de desconfianza aparece, los clientes sacan dinero más rápido. Si todos los clientes retiran sus depósitos al mismo tiempo por miedo a que el banco quiebre, este termina quebrando. Y las redes sociales son motor y aire para la llama de la desconfianza. Eso es lo que pasó con el First Republic Bank, el Silicon Valley Bank y el Signature Bank.
En esos procesos de duda, los reguladores del sistema financiero, la FED y el BCE, tienen una misión básica y contienen los temores. Pero al mismo tiempo, la subida de tipos es un problema para esos bancos que no se atreven a remunerar los depósitos e iniciar una guerra comercial sin recursos suficientes. Así, se puede decir que es creíble que los tipos de interés no pueden subir mucho más en los próximos meses para no amenazar a los bancos más pequeños. Pero no es posible concretar plazos. Queda saber a qué dará prioridad el BCE en sus futuras decisiones sobre el precio del dinero, si a la inflación o a la estabilidad financiera. Las familias endeudadas, por una vez, están en línea con los intereses de los bancos. Frenar la subida de los tipos de interés es aconsejable.