Edad

Aquí un futuro cascarrabias

Existe una razón científica sobre por qué nos volvemos gruñones con el paso de los años: los índices de testosterona decaen y aparece el “síndrome del hombre o mujer irritable"

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euromed / Carlos Márquez Daniel

Carles Sans

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Hace unos días mientras me sentaba en el asiento del tren Euromed, ese tren que te lleva a València a ritmo de trotón, una vergüenza que sigue sin resolverse, vi enfrente de mí a un señor de avanzada edad que se obstinaba en subir una maleta grande y pesada en el estante destinado solo para las maletas de mano. Lo intentó por tres veces con una arriesgada maniobra que le costó mucho esfuerzo y algo de riesgo para su estabilidad física, así que me ofrecí a ayudarle. Una vez colocada la maleta me lanza una mirada cómplice y me dice: "¿Hacerse mayor es una mierda verdad?". Aquella persona sobrepasaba los ochenta y, sin embargo, me incluyó a mí, que me quedan todavía unos cuantos para llegar a esta 'plusmarca'. Entre comprensivo y ofendido le contesté que sí, que algunos inconvenientes había en hacerse mayor y me contestó con mucha rotundidad: “Inconvenientes, no; es una mierda". No quise discutirle porque en el fondo llevaba algo de razón. Aquel hombre tenía una actitud arisca, una antipatía que me pareció graciosa. Hay una actitud gruñona en algunas personas de edad avanzada que me hace gracia. Aquel señor cumplía con todos los requisitos de quien no se encuentra a gusto con la edad que le está tocando vivir. Se sentó acompañando el gesto con un largo quejido. A los poco minutos de arrancar el tren pasó la azafata con esos absurdos pañuelos semi secos para lavarse las manos. Aquel señor tomó el pañuelo y exclamó en voz alta: “¡Vaya mierda de pañuelos!”. A mí me dio la risa porque intuía un viaje apasionante con ese hombre al lado. Sacó un periódico y empezó a leer. Al rato me mira y me dice: "Todo es mentira. ¿No le parece?". Yo prefería no alargar las respuestas más allá de afirmar todo lo que me dijera. No quería contradecirle, no fuera que me mandase a la mierda a mí también.

¿Por qué nos volvemos gruñones con la edad?, me preguntaba mientras veía a ese hombre refunfuñar por cada noticia que leía. ¿En qué momento se nos agria el carácter? Al parecer, existe una razón científica: los índices de testosterona decaen y aparece el “síndrome del hombre o mujer irritable". No aspiro a llegar a viejo y ser un cascarrabias, pero me temo que recientemente he empezado a notar en mí algunos destellos de lo que podría ser un gruñón de manual. Veremos. Es cuestión de tiempo.

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