Apunte

El futuro de Messi y Busquets: la tentación de Arabia

Oferta "monstruosa" para Messi: 400 millones al año de Arabia Saudí

Leo Messi y familia, en Arabia Saudí.

Leo Messi y familia, en Arabia Saudí.

Sònia Gelmà

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Hubo un tiempo en el que los futbolistas probaban una última experiencia – lo que, coloquialmente, llamaban «un último atraco»— en México, Estados Unidos o Japón. Países que nos resultaban lejanos, pero atractivos. Experiencias de vida que desde fuera resultaban comprensibles. Más tarde, llegaron las ofertas de Qatar, que desde la distancia ya nos resultan más difíciles de digerir. Pero el último destino futbolístico parece rizar el rizo: cuanto más dinero, menos atractiva resulta la aventura. 

Cristiano Ronaldo fue el primero y nos pareció simplemente una excentricidad del portugués. Así fue la primera reacción, tanto de Leo Messi como de Sergio Busquets, ante el primer contacto de Arabia Saudí. Ni lo contemplaron. Con el paso de los días, en cambio, la posibilidad ha resultado ser más tentadora. 

Las bochornosas cantidades de dinero que les ofrecen nos invitarían a reflexionar sobre la necesidad de alejarse de un entorno confortable para alguien que tiene su futuro ya resuelto. Pero vamos a intentar no juzgar su bolsillo, de la misma manera que cualquier desinformado podría juzgar erróneamente el nuestro. 

Anclajes muy diferentes

La clave es que interpretamos sus decisiones con nuestros ojos, cuando ni son del mismo color ni tienen las mismas dioptrías. Realmente, ¿hasta qué punto cambiarán sus vidas? Sus amistades les llegarán, como ahora, en aviones privados. Sus sitios de ocio seguirán siendo lugares poco concurridos, normalmente aislados. No podrán ni les apetecerá pasear en espacios demasiado públicos, por miedo a ser reconocidos. Esa vida tan idílica que les imaginamos tiene unos anclajes muy diferentes a los nuestros.

Quizás la distancia entre ellos y el resto de los mortales sea ya tan amplia que no seamos capaces de valorar lo mismo. ¿Les resultará un problema el cambio de cultura? ¿El idioma? ¿Y los cines, las tiendas, los parques? Esa es nuestra vida, no la suya. Quizás sea eso, que su día a día aquí o allí no cambia demasiado, porque en el fondo, aquí o allí viven entre las rejas de la fama.

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