GOLPE FRANCO

1-0 es también un resultado

Jordi Alba eufórico celebrando su gol durante el partido de liga entre el Barça y el Osasuna

Jordi Alba eufórico celebrando su gol durante el partido de liga entre el Barça y el Osasuna / JORDI COTRINA

Juan Cruz

Juan Cruz

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En la historia del fútbol hubo un tiempo de resultados abultadísimos que, ay, se prolongaron en la presente era en casos que para nosotros, los barcelonistas, son especialmente dolorosos en sentido contrario, es decir, cuando nosotros éramos los que hemos perdido la partida. No hace falta, pues, que remontemos el vuelo hacia esos escenarios de tristeza que el equipo nos ha deparado con una crueldad que se remonta a semanas o a años, según sea el estímulo con el que queramos alimentar nuestra tristeza.

Así que aquí no pretendo, ni pienso, alimentar la intensidad de nuestras derrotas. De lo que quiero hablar es de una circunstancia que se ha repetido con frecuencia este año (once veces) y que ha sido objeto de burla, o de subrayado burlón más bien, por parte de los que no quieren que el Barça gane, ni empate, ni en los entrenamientos. Esa circunstancia que ahora les sirve a nuestros adversarios para contar a la baja los méritos del equipo es que el Barça de ahora (eso dicen) gana sólo por la mínima, y que esa mínima, nuestro 1-0 o 0-1, que tanto cuesta, ya nos representa.

La penúltima burla

En esta ocasión, el último triunfo por la mínima, que fue contra el Osasuna que iba a disputarle al Madrid la Copa del Rey, desató ironías ya esperadas por tan comunes, en la prensa, en la radio y en la televisión, aunque viniera después de un triunfo por 4-0 al Betis, por ejemplo, y otros resultados que, si bien fueron muy disputados, ocurrieran después de que el equipo azulgrana también ganara con cierta holgura.

En todo caso aquel 1-0 al finalista de la Copa fue el detonante de la penúltima burla pública sobre los resultados del Barça, así que fijémonos en ese partido en concreto. Venía con suplentes Osasuna, pero jugó como si hubiera jabatos en su plantilla; el Barça estuvo a punto de marcar muchas veces, y como suele suceder, esa manía que tiene el equipo contrario de existir y de repeler los ataques, o de neutralizarlos con buenas defensas, hizo imposible casi hasta el final los esfuerzos barcelonistas.

Raphinha intenta driblar sin éxito a Aitor Fernández en el Barça-Osasuna del Camp Nou.

Raphinha intenta driblar sin éxito a Aitor Fernández en el Barça-Osasuna del Camp Nou. / Jordi Cotrina

Como suele suceder, pues, el equipo contrario hizo lo que le explicaba un diplomático portugués a la reina de Inglaterra cuando su majestad se extrañaba ante el hecho de que el representante del dictador Oliveira Salazar le explicara la existencia de tantos pobres en las calles de Lisboa. Él siempre le decía a su majestad que aquellos andrajosos eran existencialistas. ¿Y por qué usted los llama siempre existencialistas a esas pobres personas? “Pues porque se empeñan en existir, Majestad”.

Empeñados en existir

Pues los defensas de Osasuna, en este caso, se empeñaban en existir, igual que se empeñaban en lo mismo los distintos equipos que, sabiendo que el Barça puede ganarles, se empeñan en hacer existir a sus defensas, que en muchos casos no solo son acertados en las interferencias sino, que muy probablemente, no solo son mejores que los delanteros contrarios, si estos son del Barça, sino de otros, muy numerosos, que han perdido tantos partidos como para estar ahora, pongo por caso, hasta catorce puntos por debajo del Barcelona.

Dicho sea, naturalmente, sin ánimo de ofender a tantos que se han burlado, en nombre de no sé qué victorias, de los resultados por la mínima (once, repito) del Fútbol Club Barcelona. Por sus victorias, por sus empates, y por sus dichosos (y trabajadísimos) 1-0 ahora el equipo que se viste de azulgrana (a veces) está a punto de ser, y parecer, mejor que todos los demás. Visca el Barça, pues, y visca el 1-0, que también es un resultado.    

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