GOLPE FRANCO

'Inici de càntic' para Lionel Messi

TOPSHOT-FBL-FRA-LIGUE1-PSG-LYON

TOPSHOT-FBL-FRA-LIGUE1-PSG-LYON / Franck Fife / AFP

Juan Cruz

Juan Cruz

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A los diez minutos y diez segundos, sincronizados como una máquina de medir el tiempo, la garganta azulgrana ya tiene afinado el cántico que reclama la presencia de Messi en el campo que, durante dos años, ha tenido a los protagonistas contemporáneos, entre ellos Pedri o Lewandowski, pero no tiene aun, de vuelta, al más importante de los ausentes, Messi.

Es cada vez más sincronizado, hasta el punto que ahora parece un corazón laico, como aquella que Salvador Espríu, el silencioso sacerdote de la poesía civil catalana, escribió con una pluma que parece parte de una oración y que otro de los grandes del laicismo musical de Cataluña, Raimon Pelegero, llevó por los escenarios del mundo. Ese graderío que ayer quería del Barça mucho más que lo que da, se entretuvo en esos minutos en los que se glorifica al Diez que fue como un doble Diez suena ahora como una música sincronizada, entre el deseo y la exigencia, pidiendo que vuelva el bienquerido. 

El ausente está en París, aunque estuvo en Barcelona sin tanto ruido como el que despertaron Obama o Springsteen con su música para los amigos. Desde París ya escuchará Messi lo que los aficionados quieren de él, aunque aun no se sabe qué hará la directiva de Laporta con el mensaje que ahora es una oración tranquila. 

Espriu dice, en lo que canta Raimon, ´Ara digueu: la ginesta floreix,/ arreu al camp hi ha vermelle de roselles./ Amb nova falç comenceu a segar/ el blat madur i, amb ell, les males herbes’. El poeta sabe que el trigo, la siega, la ginesta florecida, se toman su tiempo, y que las malas hierbas aguardan que la vida venga de frente para superarlas, y el cantante le dio a esa melodía el ritmo veloz, que el Barça, por ejemplo, si fuera el protagonista de la letra y de la melodía, tendrá que interpretar ahora a su manera, aunque de momento es solo el graderío el que la está diciendo.

En el partido de esta noche casi todo funcionó como una canción, Pedri fue de los cánticos de la noche, y no estaría mal el isleño como el protagonista real de lo que ahora es un sueño que, en este 'inici de càntic' en el temple, es tan solo una plegaria con santo, aunque este canto es todavía una plegaria que no tiene respuesta, pues el santo argentino no dice nada.

 El equipo, obligado a ganar en defensa propia, compensó a los aficionados con una oración nueva, casi milagrosa, en la que hasta Lewandowski se empeñó en retrasar la nostalgia que merece Messi. Los goles fueron bellos y arriesgados, escritos con una mano como de Espríu, y con un ritmo que se parece también al crescendo que aplica el de Xàtiva en sus mejores canciones, las dichas más al ras de la tierra de la poesía. 

Fue, me parece, un partido abundante en alegría (volvió Dembélé, ingresó en el equipo un muchacho de quince años) que es esa melodía que en ocasiones, durante la temporada, hemos aguardado los aficionados como parte de una cosecha que no fue tan abundante. 

El 'blat madur' se ha hecho esperar, a veces como si no hubiera otra cosa que deseo inacabado, pero esta vez, desde que las gargantas del 'inici de càntic' per Messi se pusieron de manifiesto, parecía que este Barcelona era el que se está preparando para que el jugador más importante de la historia inicie su propio canto de regreso a un Barcelona que lo sueña.  

Suscríbete para seguir leyendo