El récord de Beatriz Flamini

La mujer de las cavernas

Ya que pasar ocho días en una tienda en lugar de en la cueva cuenta como si los hubiera pasado en esta, podría haber permanecido en la tienda los 500 días, y se los habríamos convalidado todos

Beatriz Flamini, deportista de élite, cumple el reto de permanecer quinientos días dentro de una cueva, en sole

Beatriz Flamini, deportista de élite, cumple el reto de permanecer quinientos días dentro de una cueva, en sole / Beatriz Flamini

Albert Soler

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Beatriz Flamini estuvo 500 días aislada en una cueva. O eso creíamos todos, hasta que se ha sabido que a mitad del experimento tuvo que salir ocho días por un fallo técnico, cosa que -asegura- no quita ningún mérito a su, ejem, hazaña, puesto que después volvió a meterse en el agujero y aquí no ha pasado nada. Afirma que la espantá “no desvirtuó el proyecto”, ya que los ocho días que pasó en el exterior estuvo igualmente aislada en la tienda base, no sé si -como quien tiene un canario- se acompañó de un murciélago para simular mejor una gruta. O sea que pelillos a la mar, contamos como si hubiera estado los 500 días seguidos en una cueva a profundidades kilométricas, qué más da.

Se me ocurre que, ya que pasar ocho días en una tienda en lugar de en la cueva cuenta como si los hubiera pasado en esta, podría haber permanecido en la tienda los 500 días, y se los habríamos convalidado todos. Ya son ganas de meterse bajo tierra. Lo que vale para ocho días, supongo que vale para 500, y el recibimiento habría sido igual de entusiasta en todos los medios de comunicación.

-Hoy tenemos con nosotros a Beatriz Flamini, que se ha pasado 500 días aislada en una tienda de campaña, por lo que ha batido el récord de estancia en una cueva.

Ignoro cuál era la finalidad de mantenerse 500 días en una caverna, tal vez buscaba una experiencia mística, a veces la Virgen se aparece en grutas -miren el caso de Lourdes- y la buena de Beatriz se tiró ahí un año y medio esperando la visita celestial. En vano, según parece. Ya sería mala suerte que la Señora hubiera decidido acudir a la cueva justo los días en que Beatriz practicaba espeleología en la tienda.

Simeón el Estilita se pasó 37 años encima de una columna y le valió para llegar a santo. A lo mejor era este el objetivo de nuestra espeleóloga y ahora por culpa de los ocho días de exterior se queda en beata. Aunque vayan a saber, igual Simeón también se bajaba de vez en cuando para estirar las piernas, sin que ello “desvirtuara su proyecto” ni le impidiera alcanzar la santidad. Por culpa de Beatriz ya dudamos hasta de Sabina, que dice que tardó 500 noches -más 19 días- en olvidar a una novia, y a lo mejor se pasó ocho con otra, en un motel de carretera.

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